Milei festeja una inflación que no merece una fiesta

La inflación de diciembre fue del 2,7. Subió respecto de noviembre, pero encima la inflación núcleo fue del 3,2. Así y todo Milei ordenó que las devaluaciones reguladas pasaran del dos por ciento mensual al uno. ¿Hay que festejar el 2,7? ¿O preocuparse todavía más? En un diálogo con Y ahora qué, el economista Hernán Letcher sugiere una línea de análisis: en qué contexto general se festeja o no un número.

Esta vez hubo mensaje previo. Incluso el vocero institucional de Su Excelencia, Manuel Adorni, que comparte funciones con la vocera real Lilia Lemoine, informó a las 15.01 del viernes 17 de enero lo siguiente: “Con el fin de despejar cualquier tipo de dudas, la Vicepresidente de la Nación será debidamente notificada de su responsabilidad como funcionaria a cargo del Poder Ejecutivo”. Eso es “en vistas del viaje al exterior que iniciará el día de hoy el Presidente de la Nación”.

“Excelente clima laboral”, ironizó en X el empresario de la carne Alberto Samid.

Tanta aclaración se debe a que Victoria Villarruel habilitó un día de viaje de Su Excelencia la sesión del Senado que terminó expulsando a Edgardo Kueider, el legislador de origen peronista que primero se pintó de violeta y después fue detenido por los aduaneros paraguayos con una mochila llena de dólares no declarados.

Naturalmente, el vocero institucional no mencionó a Kueider. Su Excelencia dio instrucciones de no empañar con malos recuerdos ni su viaje a los Estados Unidos ni la inflación del 2,7 de diciembre.

En los Estados Unidos el Presidente Javier Milei asistirá, el lunes 20, a la asunción de Donald Trump. Hubo invitación personal. También se reunirá otra vez con Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario, ante quien el mejor ministro de Economía de la historia mundial tratará de ejercer su hobby: endeudarse.

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Para Su Excelencia, es un éxito festejable que la última medición del Instituto de Estadística y Censos haya informado que la inflación de diciembre de 2024 fue del 2,7 por ciento. El acumulado anual del año llegó, así, al 117,8 por ciento.

¿Hay que comprar champagne?

Consultado Hernán Letcher, director del Centro de Política Económica Argentina, el Cepa, sugirió analizar “varias cuestiones al mismo tiempo”.

–¿Cuál, sobre todo?

–Como resultado de ese dato de inflación del 2,7, el Gobierno redujo el crawling peg, la devaluación mensual, del 2 al 1 por ciento.

–¿Está mal?

–Profundiza el escenario de apreciación, con impacto negativo sobre la industria. Pero además hay otro tema a subrayar: el Gobierno pasa del 2 al 1 justo después de que la inflación rebotó del 2,4 al 2,7.

–Claro, en realidad la inflación subió de noviembre a diciembre.

–Habían dicho que ajustarían así el tipo de cambio cuando la inflación núcleo se alineara. Pero un dato no suficientemente destacado a partir de la información del Indec es que la núcleo dio 3,2 por ciento. Aclaremos, por cualquier cosa: la inflación núcleo es la inflación sin los precios regulados y sin los que tienen variación estacional. O sea, sin que participe el Estado ni influya el momento del año.

–Ni transportes, que están subsidiados, o electricidad, ni tomate o lechuga.

–Exacto. La núcleo es la que define el mercado. Digamos que es la inflación que resulta del juego de la oferta y la demanda.

–¿Qué significa ese 3,2, Hernán?

–Que no están logrando hacer bajar la inflación como deberían como resultado de la reducción de emisión y del ajuste fenomenal. Fijate que el Gobierno vuelve a las dos anclas tradicionales: el tipo de cambio prácticamente congelado y aumento de salarios por debajo del 1 por ciento. Si pasan el 1 por ciento mensual, el Ministerio de Trabajo no homologa los acuerdos. A este panorama le agrego que el Impuesto País no tuvo impacto a la baja. Tal vez haya que esperar porque lo eliminaron el 20 de diciembre. Digamos entonces que desde ese momento no tuvo impacto.

–¿Qué fue lo que determinó las subas?

–Al alza tiraron las carnes, que tuvieron incremento del 18 por ciento en los cinco cortes que mide el Indec. El Contado con Liqui se movió arriba el 7 por ciento respecto de noviembre.

–Sin endiosar al gobierno anterior, Milei y Caputo festejan después de haber devaluado en diciembre de 2023 un 118 por ciento. Eso tuvo un enorme impacto inflacionario, supongo.

–Si se lo planteás a Milei te va a decir que estás equivocado. Que con él una inflación que iba a ser del 17 mil por ciento terminó en ese 2,7 de diciembre. Pero sí, claro que influyó mucho la devaluación inicial que impulsó el propio gobierno. Todas las inflaciones tienen su historia. Uno también podría discutir las inflaciones anteriores y hasta hablar del efecto de las sequías. Sin embargo, está muy claro que la devaluación de Milei impulsó la inflación a un 25,5 por ciento. Es verdad que la inflación actual es más baja que la de noviembre de 2023.

–¿A qué período hay que ir para encontrar otro 2,7 por ciento o una cifra similar?

–Al 2020 o al 2021.

–¿Y antes, en los gobiernos kirchneristas previos?

–Ah, por supuesto que hay cifras así o inferiores. Por eso a mí me parece importante discutir, cuando hay una baja en la inflación, cómo la lograste.

–Ok. ¿Cómo la logró el Gobierno de Milei?

–El derrotero que logró el gobierno está atado a la caída del consumo, a la pérdida de empleo, al cierre de empresas, sobre todo pymes, y a un nivel de apreciación discutible. Si me olvido de todos sus efectos, digo que el plan de estabilización de Milei funcionó. Pero no puedo olvidarme de los efectos.

–Para no hablar de la Convertibilidad, el Plan Austral como programa de estabilización, en 1985, tenía componentes heterodoxos.

–Pero, en el caso de Milei, no parece demasiado virtuoso un plan que para bajar los precios se cargó el 20 por ciento de las jubilaciones y se comió el doble del bono a los jubilados. Tampoco es una política demasiado elaborada como para hablar de éxito brutal. El propio Gobierno se sobregira.

–Habla de un triunfo fenomenal.

–Hay muchos argumentos para plantear lo contrario. Es mal dato el 3,2 de inflación núcleo incluso para el propio Gobierno. Me ayuda a entender que el Gobierno tiene una potencia en la comunicación que instala su relato. Y su relato es sobre un presunto éxito furibundo. Pero si me corro de esa potencia y de sus efectos veo que incluso están usando como ancla algunos de los precios regulados. Eso además de que la medición de la inflación subestima el peso de los servicios. Sobre todo en febrero y en abril, cuando hubo un incremento fuerte de servicios y transporte.

–Tuiteaste sobre salarios y te atacaron. Escribiste en X: “Ministra Petovello, no mienta más: los salarios no le ganan a la inflación”.

–En la última semana muchos se enojaron con ese tuit mío que comparaba un dato de salarios nacional, tomado de la información disponible hasta octubre de 2024 en el Sipa. Lo deflacté por la inflación de la ciudad de Buenos Aires, que publica el Instituto de Estadísticas de CABA. Mostré que los salarios registrados del sector privado pierden contra la inflación en 3 de los 4 meses que muestra, y queda 1,6 puntos por debajo de la inflación. Muchos libertarios cuestionaron que yo cruzaba dos datos de dos lugares geográficos distintos. Pero el objetivo era mostrarles que cuando deflactás con un ponderador de servicios más ajustado a la realidad los salarios reales cambian. Además los proyecté y les mostré que el salario en la CABA está cinco puntos por debajo. Dicho de otra manera: si vivo en CABA, salvo que cuestione la inflación que publica Jorge Macri, estoy cinco puntos por debajo.

–¿El Índice de Precios al Consumidor daría distinto?

–La del IPC es otra metodología. Pero en cualquier caso los trabajadores del sector público, que son alrededor de tres millones y medio de personas, seguro no recuperaron salario. Tampoco recuperó el sector de trabajadores no registrados, y agreguemos casas particulares y autónomos. Dejame volver al crawling peg.

–Volvé.

–La reducción del crawling peg vuelve a poner en el centro de la escena la apreciación del tipo de cambio. No suelo coincidir precisamente con Domingo Cavallo, pero es interesante la crítica que acaba de hacer. Dice que ahora tenés un problema con la cuenta corriente de la balanza de pagos, que incluye la balanza comercial y todo los demás, o sea intereses de la deuda, turismo al exterior y flete. Analicemos más finamente. Entre diciembre y mayo el flujo de dólares entró por la balanza comercial. De junio a noviembre, período con datos disponibles, se aplana la balanza comercial y se caen los demás componentes. Lo que inyecta dólares es el blanqueo. Todo se agrava por quitar el Impuesto País, por la modificación en el crawling y porque en este nivel de apreciación la balanza comercial tiende a reducirse. Por eso está desesperado Milei por los dólares del Fondo Monetario. Necesita meterle dólares a este modelo. No resolvió el flujo de dólares, que demanda y oferta la propia economía.

–Él te podría decir que todavía no.

–¿Se puede resolver en 2030? Ponele que sí, pero falta un tiempo, ¿no? Mientras tanto, el nivel de apreciación pega en la industria. Están claros los efectos de la devaluación, pero el Gobierno se enamoró del cepo y quiere llevar la inflación a un nivel que la cantidad de dólares disponible no te permite.

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