A Milei se lo entiende desde la novela negra

El caso $LIBRA tuvo, tiene y tendrá derivaciones no sólo por estar implicadas las máximas autoridades argentinas sino también porque marca, de cara a las próximas elecciones, un punto de inflexión en el ciclo hegemónico de La Libertad Avanza. Todos los hechos delictivos, como en una novela policial “negra”, están completos y a la vista. Sólo queda por conocer la conducta del oficialismo y la oposición, llamados por las circunstancias a lograr la altura de una inesperada responsabilidad histórica.

Quien ha sentido que involucran su destino las intensas noticias referidas a una estafa con una flamante criptomoneda ($LIBRA) ya no será el mismo, habida cuenta de que la cuestión habría salpicado gran parte de las máximas autoridades del país. Pensado en términos literarios, una forma particular de la política, el episodio remite al subgénero policial, pero no al de intriga cultivado profusamente por Arthur Conan Doyle (Sherlock Holmes), Agatha Christie (Hércules Poirot)  o Georges Simenon (Jules Maigret), entre otros, sino a la variante que desde 1922 comenzó a publicarse en la revista Black Mask, donde aparecieron ficciones de Dashiell Hammet, Raymond Chandler y James M. Cain, y también algo después de Ross Macdonald, quien por su lado incorporó varios elementos de la teoría psicoanalítica.

Estos escritores animaron un primer estatuto de la novela policial hard-boiled o negra, como se la denominaría luego en contraposición a la novela policial de intriga. El procedimiento fundacional de la también llamada Serie Negra consistió en sustituir al enigma o la intriga por la presentación del delito sin atenuantes, así como también a sus víctimas, responsables y partícipes necesarios, pero no para dilucidarlos como si de un problema lógico se tratara –ni partiendo del supuesto de que habría una verdad para desocultar, en términos heideggerianos, ni que la mera solución del enigma restauraría la justicia–, sino para mostrarlos enteramente funcionales a la crueldad y violencia sustantivas del sistema capitalista.

En el caso $LIBRA el presidente Milei publicó un tweet con los datos de una flamante criptomoneda que financiaría a las PYMES argentinas (raro, porque cerraron 10.000 establecimientos el año pasado y no se registró reacción oficial alguna, aunque se perdieron 20.000 puestos de trabajo), hecho que constituiría el eslabón inicial de una estafa. Y como en cualquier thriller, la decisión de colocar bajo la luz de potentes reflectores aquello que en otras circunstancias permanecería discretamente entre bambalinas no sólo es obscena, sino que también constituye una opción estética que ubica el arranque de la trama en las antípodas de las amenas fantasías del policial de intriga. Y configura un procedimiento que suele requerir que se desplace gran parte del material indiciario previo al delito en sí mismo, previo a la presentación brutal del material sensible significativo, no sólo porque el espacio simbólico es limitado sino también porque la permanencia a la vista de lo anterior puede velar lo que ahora sí debe ser exhibido, el delito mismo. Y respecto de lo desplazado, además, corresponde advertir que siempre deja la huella de su ausencia, o mejor, una suerte de opacidad fantasmal que continúa, aunque negativamente, representándolo.

Un ejemplo. Poco después del tweet de Javier Milei a raíz del lanzamiento de $LIBRA, la consideración pública tomó conocimiento de un personaje, Hayden Mark Davis, conforme se derrumbaban las cotizaciones y comenzaban a llover las acusaciones por estafa (con la velocidad propia del mundo digital, amable cuando te juega a favor y antipática si te juega en contra), quedando el delito en pocas horas perfectamente claro, con un mínimo grupo de ganadores que se alzó alrededor de 100 millones de dólares y más de 40.000 ilusos que perdieron todo lo que aportaron. El presidente Milei había publicado su tweet y luego, apenas asimiladas las malas noticias del anochecer del viernes 14 de febrero, procedió a borrarlo y publicar un segundo tweet exculpatorio, en el cual intentaba desvincularse del asunto. Entonces borró su posteo inicial, aseguró que no tenía relación alguna con el proyecto $LIBRA y que, luego de “interiorizarse” sobre el tema, elegía “no seguir dándole difusión”.  Más tarde, la empresa KIP Protocol se despegó de $LIBRA y señaló que el lanzamiento del token había estado “completamente a cargo de la empresa Kelsier Ventures, representada por el empresario Hayden Davis”.

Dicho “empresario”, un texano treintañero cuyo padre conoció los rigores carcelarios por fraude, fue la pieza clave para el armado de la estafa con $LIBRA, trazando y realizando los lineamientos básicos del negocio con partícipes como el singapurense Julian Peh, CEO y cofundador de KIP Protocol, y los argentinos Mauricio Gaspar Novelli y Manuel Terrones Godoy (este último nacido en Barcelona pero argentino por crianza). Y no hay nada oculto al respecto, o mejor, no puede haberlo: están los testimonios gráficos de Davis con el Presidente, un Milei auténtico con mirada en ascenso, fruncimiento de labios y pulgares para arriba, o de Milei con Julian Peh, posando de igual manera. Por añadidura Mauricio Gaspar Novelli, otro joven treintañero que años ha fundara, con Jeremías Walsh, el Instituto N&W Professional Traders, se conoce con Milei porque allí el ahora Presidente dictó varios cursos y talleres de capacitación en temas financieros. Y el joven Novelli, además de visitar la Casa Rosada con cierta regularidad, mereció que en su momento lo recibiera la titular de la Secretaría General de la Presidencia, “el Jefe” Karina Milei, y que le confiaran junto a su socio Terrones Godoy la organización del Tech Forum, el año pasado en el Hotel Libertador.

Por supuesto que en cualquier novela policial de la Serie Negra la jactancia de algunos de los personajes principales constituye parte del delito. Trascendió que Hayden Davis mandaba mensajes a sus compinches asegurando que controlaba al Presidente Milei porque, según escribió a fines de 2024, “le envío $$ a su hermana y él firma lo que digo y hace lo que quiero”. Incluso descalificó a Milei, vanagloriándose de controlar a ese nigga, y en otro fragmento que también llegó a los medios sostuvo que “podemos hacer que Milei tuitee, haga reuniones en persona y haga una promoción”.

Una vez puesto en marcha, el escándalo movilizó periodistas como Laura Hevia, por ejemplo, que en Econo Journal Oil&Gas del 20 de febrero publicó quiénes viajaron con Hayden Davis a Neuquén para explorar negocios en Vaca Muerta. Fue con su traductor, el español Arturo Osete Herraiz, los argentinos Leandro Martín Aranda y su hermano Marcelo Gastón Aranda, y los estadounidenses Faisal Hassan Ahmed y Brooks Glenn Heard. Como si de una brevísima excursión de pesca se tratara, luego de explorar la posibilidad de armar un nuevo negocio de minado o “mining”, partieron rumbo a Salta y luego viajaron al Paraguay, para regresar días después con Mauricio Novelli e ingresar a la Casa Rosada. Como bien advierte Laura Hevia, en Neuquén hay tres empresas dedicadas al minado de criptomoneda utilizando el gas de venteo o flaring, un gas sin valor comercial que se quema –salvo que sea reutilizado, como es el caso, para producir a bajo costo gran cantidad de energía, aplicable entonces a las criptomonedas y el desarrollo de Inteligencia Artificial, y posibilitando de paso que las operadoras petroleras reduzcan sus emisiones de gases.

Para concluir, hay que insistir que se asiste al formato de una novela policial de la serie negra, en la cual no hay material oculto. Aunque lo cierto es que muchos funcionarios próximos al gobierno intentaron borrar de sus redes invitaciones a participar del lanzamiento, cantos y loas a la iniciativa y un largo etcétera. El problema es que habrá que ver qué dice la justicia de semejante euforia, y que no se percataron que las redes son como un panóptico de Bentham que no sólo vigila a todos los recluidos en una especie de megacárcel, sino que memoriza todos y cada uno de sus actos. No hay forma de borrar totalmente con el codo lo escrito con la mano, especialmente porque además hay en quienes resultarán sus víctimas una pulsión irresistible a ver y ser visto, y subir fotos como la del filósofo Lage con Novelli, por ejemplo, o cualquier acontecimiento que el causante considere trascendente.

A título de ejemplo, con profusión de imágenes subidas a la red quedó testimonio de que el 21 de noviembre de 2024 Hayden Mark Davis y su equipo celebraron. Fue una comida en el Hotel Four Seasons de Buenos Aires, muy regada sabiamente con champagne. El motivo del festejo, según lo manifestado (y confirmado por dos fuentes consultadas separadamente por el periodista Hugo Alconada Mon) fue que varios comensales aseguraron que Milei les había firmado “todo”, entendiendo por tal cosa un acuerdo contractual que convertiría a Davis y sus empresas en el representante del Estado argentino en las áreas de criptomonedas, blockchain e inteligencia artificial. Para facilitar la digestión después de comer se trasladaron a la Casa Rosada, con un tercer comensal, Glenn Brooks Heard, empresario estadounidense que Davis presentó como un tío, participó de la excursión de pesca por Neuquén y también de la comida de festejo. Pero después las cosas no salieron como esperaban y Davis volvió a los Estados Unidos, dijo que necesitaba custodia privada (detalle novelesco) y se mudó con su familia a un destino desconocido por las amenazas recibidas a raíz del descalabro de $LIBRA, con apostadores que perdieron mucho dinero.

El “acuerdo” con Davis, que si existe se ha vuelto problemático para Milei y su círculo más íntimo porque el hombre aparentemente ha decidido extorsionarlos, contemplaría una fase piloto, una fase “de implementación” y una tercera de lanzamiento. Hasta donde se pudo conocer, la estafa habría desbaratado parte de esos planes. Pero cuando apareció Davis hubo especialistas locales que encendieron la luz de alarma, e incluso advirtieron al Presidente que se estaba metiendo en camisa de once varas, y fueron desoídos. Ahora Milei aparece en los principales diarios del mundo como responsable de un delito grave, y las principales denuncias de la oposición, además, van desde manipulación de mercado y asociación ilícita, hasta estafa y abuso de autoridad. La causa recayó en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría, jueza que la delegó en el fiscal federal Eduardo Taiano, quien a su vez imputó formalmente al Presidente Javier Milei.

En definitiva, y como si de una novela policial negra se tratara, todo está a la vista, el crimen, los responsables y los investigadores. Pero siempre algo de intriga queda, siempre, y circula por un pequeño conducto discursivo que sirve para mantener a los espectadores en sus asientos o a los lectores con el libro en la mano. Queda una intriga mínima por saber qué harán los legisladores que no dieron quórum para crear una comisión investigadora, o llevar al Presidente a juicio político. Queda una intriga en tono menor que también se refiere al desempeño del Poder Judicial, y esa intriga, por pequeña que sea, también puede constituir mecanismos de enlace para la creación de un gran frente opositor nacional y popular.

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