Un balance histórico

Ni bien comenzó a circular el proyecto de Cristina de encabezar el Partido Justicialista, Juan Giani, profesor de Filosofía y docente en la Universidad Nacional de Rosario, publicó el texto que sigue en su página de Facebook. Aunque hubo nuevos hechos, la reflexión sigue siendo válida para el debate. Giani, además, acaba de publicar el libro “Perón/Milei, justicia social o anarcocapitalismo”.

Visto que un grupo de dirigentes promueven su candidatura como futura presidenta del Partido Justicialista, corresponde entonces un breve balance histórico sobre la compañera Cristina Fernández de Kirchner.

1) Su figura nos despierta aprecio, y en algún caso admiración. Encabezó dos buenas presidencias, exhibió siempre firmeza ideológica en defensa del proyecto nacional y popular y sobrellevó con entereza situaciones sumamente ingratas: la muerte de su compañero de siempre, el acoso judicial de Comodoro Py, la enfermedad de su hija y el atentado contra su vida.

2) Sin embargo, tuvo desaciertos en la gestión (como subestimar la importancia de conservar determinados equilibrios macroeconómicos), durante su gobierno hubo importantes funcionarios comprometidos con hechos de corrupción, mostró una intemperancia política que dificultó la posibilidad de construir consensos más amplios, tomó en más de una ocasión decisiones electorales que no fueron apropiadas e intentó encorsetar al kirchnerismo en una organización de su máxima confianza.

3) Capítulo aparte fue la creación del Frente de Todos, donde junto con Alberto Fernández se nos convocó sabiamente a una gesta unitaria contra la derecha neoliberal, que culminó con ambos líderes sin dirigirse la palabra. Ninguna supuesta «diferencia política» justifica tan infausta desembocadura.

4) La omisión de cualquier atisbo de autocrítica (falencia que involucra también a la gran mayoría de los principales cuadros de conducción de la malograda experiencia del Frente de Todos) resta legitimidad a la pretensión de mantener intacto su liderazgo.

5) Su rol en el rearmado de Unión por la Patria será sin dudas relevante, pero dando paso a formas de conducción más horizontales, y alentando la aparición de nuevos liderazgos que puedan abastecer a un peronismo sin ningún vestigio de su versión neoliberal y receptivo de identidades e inquietudes que no fueron, son ni serán de raigambre peronista.

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