Ya no sólo los jubilados son un blanco móvil en la calle, frente al Congreso. Hasta una nena de 10 años es hipótesis de conflicto para el Gobierno. El protocolo de las fuerzas de seguridad sobre niños, niñas y adolescentes que fue vulnerado. El mantenimiento del veto a la reforma jubilatoria, festejado en público dentro de la Cámara de Diputados aunque afecta a millones de jubilados y a sus familias. El veto a la actualización del presupuesto universitario. La sedimentación como parte de la política. La inusual presentación de un presupuesto por el mismo Presidente, el domingo 15, a las 21 y sin la competencia de Susana. ¿Hasta dónde llegará el déficit cero?
Su Excelencia esta vez no sólo ordenó reprimir en lugar de contener. Hasta lo festejó con su ministra de Seguridad. Todo ocurrió el miércoles 11 de septiembre, Día del Maestro, cuando en el Congreso los diputados que buscaban la recomposición jubilatoria no consiguieron número para tumbar el veto del Presidente Javier Milei. La votación y la represión sucedieron de día. El festejo, selfie incluida, a la nochecita en Casa Rosada. El gas pimienta sobre adultos mayores ya había sido ordenado por Patricia Bullrich dos miércoles atrás, en la primera protesta de jubilados. La novedad del 11 fue el gas pimienta arrojado por un efectivo de la Policía Federal sobre una chiquita de 10 años.
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La escena de la chiquita, en la esquina de Rivadavia y Callao, se viralizó de una manera curiosa, y así salió del circuito opositor habitual. El propio jefe de la Policía Federal envió a la producción del periodista Eduardo Feinmann, de La Nación Más, un video con la intención de demostrar que el gas no había sido arrojado por la policía, según ya había sido denunciado, sino por una mujer de buzo naranja. Feinmann entrevistó luego a la viceministra de Seguridad, que corroboró la versión policial. Pero el propio equipo periodístico revisó las imágenes y descubrió que claramente un policía rociaba con gas a una madre y a su hija, ambas en el piso. El periodista pidió a Su Excelencia la renuncia de la ministra, de la viceministra, de su vocero y del jefe. La ministra lo llamó. El periodista la puso al aire. Discutieron y Bullrich no salió de su libreto: la policía actúa bajo tensión, la policía no escucha por los cascos, la policía es atacada por gas pimienta de militantes, la policía soporta un estado de guerra. Gabriel Iezzi, del equipo de Feinmann, informó que había trabajado en la PFA y que en esos casos detrás de cada grupo hay un jefe que va dando las órdenes. Como mínimo, explicó, ese jefe debió haber escuchado los gritos. Porque también quedó claro que hubo gritos de advertencia: “¡Hay una nena!”.
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Su Excelencia y la ministra de Seguridad disfrutan de los protocolos siempre que violen la Constitución, que ampara el derecho a la protesta por su formulación original y por haber incorporado, hace 30 años, tratados internacionales de derechos humanos. Sin embargo, antes del protocolo antipiquetes del orden sin ley hubo otro de 2022, pero en sentido contrario. Lo firmó el entonces ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y su nombre completo es “Protocolo de actuación para las Fuerzas Policiales y de Seguridad Federales en intervenciones con Niños, Niñas y Adolescentes”. El artículo 17 se llama “Uso racional de la fuerza”. Dice que las actuaciones se realizarán según los estándares internacionales de “legalidad, oportunidad, proporcionalidad, gradualidad, moderación y responsabilidad”. Y cuando haya niños, niñas o adolescentes “la fuerza física se utilizará cuando otros medios legítimos para alcanzar el objetivo –como la presencia disuasiva, la comunicación, entre otros– resulten ineficaces y el uso de la fuerza no acarree consecuencias más lesivas que aquellas que se producirían en caso de no recurrir a ella”. Es decir que si la chiquita hubiera estado manifestando, cosa que ni siquiera ocurrió sino que quedaron ella y su madre en medio de un tumulto, igual la aplicación del gas habría sido ilegal. El artículo 10 aporta otra interdicción: “Se encuentra prohibido exponer, difundir, divulgar o entregar a cualquier medio de comunicación datos, la información o las imágenes sobre niños, niñas y adolescentes que permitan su identificación directa o indirecta”. Mensaje para el jefe que difundió el video y para las autoridades políticas que tiene por encima. O para la Justicia, que a veces funciona.
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¿Perjudican la imagen de Su Excelencia hechos como el gas pimienta contra los viejos y luego el gas pimienta contra una nena? Quizás no haya que responder a la pregunta sino sólo anotar los hechos. Todo sedimenta en la memoria popular aunque ocupe proporciones cambiantes. Lo que hoy puede ser inocuo para el Presidente, porque una parte de la población todavía conserva esperanzas en él, en cualquier momento puede reaparecer y quedar asociado a una situación de crisis mayor. Los perjuicios por flancos débiles son acumulativos, no mágicos. Después de haber derrotado la insistencia de los diputados que estaban en favor de la actualización jubilatoria y dejado en pie el veto presidencial, los ganadores festejaron. Siguen las preguntas. ¿Se festeja en política un suceso que representa un triunfo pero a la vez implica mantener en situación de postergación a una franja poblacional de por lo menos siete millones de personas? Los que serán afectados y no fueron a la plaza de los Dos Congresos, y sus hijos, y sus nietos, muchos de ellos votantes de Su Excelencia, ¿verán con buenos ojos desde ahora y para siempre tanto el veto como votos y vítores? Es una veta para observar de aquí en adelante. Porque sucede que cuando la política deja de ser estática, como ya pasa, el propio movimiento puede generar situaciones que antes eran impensadas. Y no es una cuestión de optimismo. Historia pura.
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Su Excelencia les tomó el gusto a los vetos. Vetó la reforma jubilatoria y ya anunció que vetará otra doble sanción de ambas cámaras, la de la ley sobre financiamiento de las universidades nacionales para reparar el daño de este 2024 y garantizar los sueldos docentes, que perdieron ya un 30 por ciento de su valor real en estos nueve meses. A su vez, por primera vez un Presidente, él, soportó la anulación de un DNU, el que otorga 100 mil millones de gastos reservados a la Secretaría de Inteligencia de Estado. Los vetos son un instrumento constitucional, naturalmente, y equilibran a veces la fuerza del Parlamento, pero tal vez también sea útil historizarlos y compararlos con el sube y baja de otros presidentes y sus medidas de gobierno. Carlos Saúl Menem, a quien Su Excelencia dice admirar, tuvo su tiempo en que fue rubio, altísimo y de ojos celestes. El hartazgo político y la desocupación hecha evidente después de los ramalazos de la crisis asiática de 1997, la crisis rusa de 1998 y la devaluación brasileña de 1999 cambiaron el color del cabello y de los ojos en la mirada de la sociedad. Fernando de la Rúa creía que sería eterna su imagen de estadista. Sucumbió. Y antes de sucumbir, seguramente sin saber que sería imitado por un tal Milei 23 años después, bendijo un anuncio de su ministro de Economía Domingo Cavallo en la Bolsa de Comercio. Así lo relató el periodista David Cufré en Página/12: “’Tenemos que reconocer la realidad’, dijo Cavallo al hablar en la Bolsa de Comercio. Antes de que la crisis desbordara al Gobierno por completo, el ministro entregó a los mercados la promesa máxima, la que siempre quisieron oír. ‘Vamos a ir a déficit cero, tanto en la Nación como en las provincias’, vociferó, provocando el aplauso espontáneo de los socios de la Bolsa, congregados por la celebración del 174 aniversario”. Era julio de 2001, ya con la crisis desatada, y sin crédito internacional ni recursos la decisión fue gastar sólo cuando ingresara dinero.
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¿Por qué hubo número para tumbar el DNU sobre fondos reservados pero no el DNU 70, que permite la suma del poder público? Es probable que el domingo 15 a las 21, sin Susana haciéndole competencia en la tele, Su Excelencia repita en el Congreso, adonde irá en un gesto inusual para presentar él mismo la Ley de Presupuesto, la obligación de adorar el becerro del déficit cero. ¿También atará la deuda externa, o la dejará aparte? Más preguntas cuyas respuestas podrán ir develándose en los tiempos que vienen.