Desde La Paz.
Elecciones, candidatos, operaciones psicológicas y dólar. Una parte del evismo, duro con Maduro. El golpe, ¿fue golpe? La posición de Milei. La posición de Lula. A quién estaba ligado el general Zuñiga. Andrónico, el tercer postulante a la Presidencia que viene asomando.
El levantamiento militar del 26 de junio de 2024 logró algo que parecía imposible. Consiguió que gente del expresidente Evo Morales atacara nada menos que a Nicolás Maduro y al gobierno de Venezuela. Parte de la bancada de lo que se conoce como el evismo en el congreso boliviano salió en conferencia de prensa a declarar: “Exigimos públicamente que el presidente de Venezuela no se entrometa en asuntos internos propios de nuestro país y no realice actos de injerencia”.
Difícil encontrar un acto de ingratitud más grande ya que el chavismo catapultó, apoyó e incluso financió el programa “Evo cumple”, donde miles de obras se efectivizaron. De hecho, hasta para ser atendido por temas de salud Evo Morales recurría a la patria de Simón Bolívar y hasta los llamaba “hermanos mayores”.
Pero la manzana de la discordia tuvo que ver con el alzamiento del general Juan José Zúñiga. Al principio el expresidente de Bolivia condenó el golpe y hasta llamó a la huelga general indefinida con bloqueo de caminos. Había sido alertado por el presidente Luis Arce, que públicamente señaló que lo hizo porque Evo era un compañero suyo y porque estaba convencido de que los golpistas irían también por Evo. Horas antes, exactamente a las 9 00 am Evo advirtió públicamente de un inusual movimiento de tropas.
Parecería que los discordes podrían ponerse en concordia, como reza el himno a La Paz. Los más optimistas veían que la situación política podría volver a unir a los dos MAS. Pero la alegría duró poco.
A las pocas horas los sectores más radicales del evismo, liderados por el exministro de Gobierno, Carlos Romero, fogonearon la tesis del autogolpe aprovechando unas confusas declaraciones del golpista Zuñiga. El general señaló que el presidente le había dicho que tenía que subir su popularidad.
Sin embargo, las investigaciones muestran que los planes golpistas databan de varias semanas atrás y que estaban involucrados civiles y militares, muchos de ellos ligados con la expresidenta no constitucional Jeanine Añez y a logias castrenses como la Gran Logia Bolivia.
Luego de algunos días Evo vio el rédito político que podría sacar atacando a su mayor enemigo, su exdelfín Luis Arce, y apuntaló lo del autogolpe.
Y mientras tanto, todos los gobernantes de esta parte del mundo condenaron la intentona de acabar con un gobierno elegido por las urnas. Incluso Luis Lacalle Pou, presidente del Uruguay y de factura conservadora, atacó la asonada militar.
Sólo hubo una oveja negra: el presidente de la Argentina Javier Milei, quien según el periodista de Clarín Pedro Gianello se colgó de un tuit de Evo Morales para ordenar que su oficina sacara un comunicado en el que califica de fraudulento el golpe. El levantamiento fue el miércoles y la Oficina Presidencial Argentina se pronunció el domingo.
Estaba en juego primero la patológica obsesión de Milei de pelearse con todos los que no piensen como él, pero también el intento de sacarle rédito a su ataque contra el “socialismo”.
La Cancillería boliviana rechazó las declaraciones, a las que calificó como inamistosas, y ordenó el repliegue del embajador Ramiro Tapia. Su regreso a Buenos Aires no está previsto, por lo menos en el corto plazo, según declaraciones del diplomático.
Mientras tanto, el resto de países latinoamericanos condenaba el golpe y no dudaba de llamarlo por su nombre.
Incluso países tan cercanos a Evo como Cuba, México o Venezuela.
El presidente venezolano Nicolás Maduro fue contundente: “Bolivia rompió otro récord. Nos ganaron. Nosotros teníamos el récord de haber derrotado en 47 horas un golpe de Estado fascista dirigido por Estados Unidos con Pedro Carmona Estanga. Ahora Bolivia lo derrotó en una hora gracias a la valentía del presidente Lucho Arce”.
La declaración se produjo en su programa de los lunes. El mandatario venezolano agregó: “Creía este traidor de siete suelas que iba a contar con el apoyo del pueblo y que el presidente Lucho Arce se iba a acobardar y se iba a rendir. Y el presidente Lucho Arce salió a darle la cara, puso su cuerpo, agarró su bastón de mando de presidente, lo retó, lo enfrentó, y luego el traidor huyó como un cobarde”.
También habló Luis Inázio Lula da Silva: “La democracia prevaleció gracias a la firmeza del Gobierno boliviano, la movilización de la gente y el rechazo de la comunidad internacional”, dijo en la 64 Cumbre del Mercosur.
También el ALBA coincidió con que se trataba de un golpe de Estado.
Era un espaldarazo a Luis Arce y a su narrativa. Así lo vieron los evistas y llegaron a condenar a Maduro, lo que causó una gran molestia en la Cancillería venezolana.
Durante los últimos años, a partir de que surgieran las peleas internas sobre quién sería el candidato oficial por el Movimiento al Socialismo, los gobiernos amigos del proceso de cambio se mantuvieron neutrales entre los dos bandos. No dejaron de hablar con Evo pero claramente mantuvieron relaciones con el gobierno establecido, es decir con Luis Arce.
Se sabe que el Grupo de Puebla intentó un acercamiento entre ambas posiciones con muy malos resultados.
La conclusión: Evo está obsesionado con su candidatura. Mientras Luis Arce ha manifestado la posibilidad de no ser candidato pero sigue enfrascado en la pelea interna.
Sin embargo, crece al interior del partido gobernante la posición de que debe haber una tercera candidatura de consenso que evite el divorcio. Esta debería estar encabezada por el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien además de joven es dirigente cocalero, indígena y cuenta con estudios universitarios.
También se habla del jurisconsulto y ex presidente boliviano Eduardo Rodríguez Velzé como un posible acompañante de Andrónico.
Una fórmula así podría unir a la base masista, indígena y pobre, con la clase media.
Evo lo sabe y momentos ha manifestado a su círculo más íntimo que Andrónico es la opción si logran inhabilitarlo, pero todavía cree que puede forzar su participación como candidato con medidas de presión lo que, por otro lado, lo aleja de la clase media sumida en el desconcierto de ¿hacia dónde va la economía?
Pero lo cierto es que todas las encuestas coinciden: ni Evo ni Luis ganarían las elecciones si van solos. Eso no quiere decir que Morales no tenga una base muy sólida, de entre el 15 y el 20 %. Una cifra indispensable para cualquier victoria en el campo popular. Se vuelve a plantear el viejo dilema: con él no basta, sin él no alcanza.
Un nuevo día, esta vez el 10 de julio, mostró a los dos sectores del MAS enfrentándose a golpes. La disputa esta vez era en torno a la anulación de las elecciones primarias aprobada por el Tribunal Supremo Electoral y todos los partidos excepto por Morales. Finalmente, el expresidente salió escoltado por un grupo de mineros. La mayoría de los que se enfrentaron aquel día en la plaza estaban del mismo lado de la lucha contra el golpe del 2019.
Una oposición sin luces
Si en el campo popular la división es una realidad, en el campo conservador también lo es pero con mayor cantidad de candidaturas. La última en ser lanzada fue en el encuentro bolsonarista en Santa Catarina, donde se presentó a Branko Marinkovic como el nuevo presidente de Bolivia. Una frase cuando menos optimista, dado que el empresario y exjefe del Comité Cívico Pro Santa Cruz recoge poca simpatía entre los ciudadanos, particularmente del occidente del país.
La última encuesta del grupo Diagnosis señala que Marincovic, ex ministro de Añez y descendiente de un militar Croata, tiene una imagen muy positiva del 2%, positiva del 5 %, negativa del 23 % y muy negativa del 19 %.
Nadie de la derecha pasa en estos momentos del 10 % de la predilección y es muy difícil, dadas las ambiciones, que haya una sola fórmula de unidad. Todas tratarán de llegar a una segunda vuelta con la esperanza de que parte de la fracción perdedora del MAS les dé su apoyo.
Las características de la sociedad boliviana hacen difíciles el surgimiento de fenómenos parecidos a los de Javier Milei. La raigambre indígena es muy fuerte y los indios votan por otro indio y por otro lado lo comunitario es muy poderoso como forma de organización social entre los sectores más pobres (que en este país es sinónimo de indígena). Una propuesta liberal no calará entre ellos.
Es la economía
La principal preocupación de los bolivianos es la economía porque aunque las cifras de inflación y de desempleo son bajas lo cierto es que los precios han subido fuertemente, sobre todo para una clase media acostumbrada al dólar barato que hoy para comprar la divisa norteamericana debe pagar un 30% más del precio oficial y que tiene que aumentar un 40% los envíos a sus familiares en el exterior.
¿Cómo se llega a esta situación? Es verdad que una parte del superávit en exportaciones no vuelve a Bolivia y que los empresarios, sobre todo de la soya, prefieren invertir en bonos del tesoro norteamericano o en Paraguay.
Pero también es cierto que las exportaciones de gas han disminuido casi hasta la mitad y que a pesar de que el estaño, la plata, el wolfran, el bismuto y otros minerales que se explotan en Bolivia gozan de espectaculares precios en el mercado internacional, la producción boliviana sigue siendo pequeña frente a lo que se podría extraer.
Hay dos factores para que esto ocurra: por un lado no se han descubierto nuevos yacimientos importantes por falta de inversión y por otro las cooperativas han florecido como hongos. Estas siguen trabajando como a principios del siglo XX, con barreto, pico y pala y la extracción es marginal. Sirve para vivir pero nada más.
Si a eso agregamos que por una serie de indecisiones gubernamentales la industria del litio no avanza, el panorama se complica.
Proyecciones
Pero no todo son sombras: el descubrimiento de un megacampo de gas en Mayaya en el norte de La Paz triplicaría prácticamente la cantidad de reservas bolivianas.
La alianza con China y Rusia permitirá acelerar la explotación de litio en los varios salares del altiplano boliviano.
Lula ha acudido al rescate de Bolivia con cien empresarios y habrá un fuerte impulso al intercambio comercial. Une a los dos países la frontera más extensa de Bolivia, la necesidad de pasar por territorio boliviano para llegar al Pacífico y, claro está, los desprecios de Javier Milei que dificultan las relaciones con la Argentina.
A esto hay que sumar el deseo de Brasil, que ya ha pasado a ser la octava economía del mundo, de liderar efectivamente las finanzas y la política en esta parte del planeta.
Lo que logró el golpe
Día a día salen nuevas pruebas de que se trató de un complot, dando por ciertas las declaraciones del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, en el sentido de que desde por lo menos mayo hubo un grupo de militares y civiles que se reunieron varias veces para planificar el golpe de Estado.
Hoy Zúñiga y 25 personas más están detenidas y serán juzgadas por alzamiento armado y otros delitos. Pero la asonada ha cobrado también un precio: el dólar ha subido de 9 a 10,50 y difícilmente bajará, entre otras cosas porque el pánico se ha apropiado de la clase media. Allí cunde la idea de que tener bolivianos es perder, por lo que la demanda de la divisa norteamericana es cada vez más fuerte.
Pero además la más fuerte demanda del verde billete es del propio gobierno, que debe comprar en el exterior una buena parte de la gasolina y el diésel que vende a precio subvencionado.
Hasta el momento no hay señales de que el acuerdo con Rusia para que Bolivia importe hidrocarburos de ese país se cristalice. No por lo menos en el corto plazo.
En el caso de los comestibles el ejemplo del arroz es ilustrativo: la mitad de la producción ha sido internada, vía contrabando, a la Argentina pues hoy es mayor el precio que se paga allá.
Ha salvado la olla de los bolivianos la existencia de EMAPA, una empresa estatal que ha acumulado buenas reservas de este cereal y que ha podido paliar la crecida de precios en el mercado boliviano.
Pero de momento no hay mucha certidumbre en el país que derrotó el golpe más rápido del mundo.