Europa lanzada a la carrera armamentista

La argumentación que fundamenta el rearme de Europa incluye como principio que el Viejo Continente sería el último baluarte de la democracia, la libertad y la decencia del comportamiento internacional. Este discurso, muy auto laudatorio y poco autocritico, repetido a todas horas por políticos, intelectuales y periodistas en la mayoría de los medios europeos, sería inexacto desde el punto de vista histórico y tiene visos de responder a un sesgo ideológico un tanto extravagante a esta altura.

Según la propia Comisión Europea, entre 2021 y 2024 los gastos en defensa de sus estados miembros experimentaron un aumento del 30 %.

Gráfico I

Gasto en defensa (2005-2024) de la Unión Europea 

Fuente: Consejo Europeo / Agencia Europea de Defensa

Siendo impactante esta tendencia, basada en la sustracción de recursos destinados al bienestar de su población, la sinrazón no termina ahí. La Comisión prevé seguir incrementando estos gastos al 4 o 5 por ciento del PBI, y su presidenta Urusula Von der Leyen, plantea la necesidad de un esfuerzo adicional de 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años (150.000 millones a cubrirse con líneas de créditos para compra de armamentos en industrias de la UE) y flexibilidad en las reglas presupuestarias a la hora de computar estos gastos.

Para colmo esta proyección del incremento de los gastos militares debe obtenerse en un escenario económico que no se caracteriza, precisamente, por la bonanza. Ahí está la locomotora alemana, motor principal de la economía europea, enfrentando serios problemas en su industria. 

El argumento para esta decisión de destinar ingentes partidas presupuestarias al financiamiento del gasto militar es que las amenazas y riesgos en materia de seguridad que enfrentaría Europa no “tienen precedentes”.  Para colmo, según sostienen distintos analistas que califican a China y Rusia como dos superpotencias autoritarias, se suman las decisiones adoptadas por Trump que no oculta su intención de “restructurar” el mapa geopolítico mundial, tal vez reeditando acuerdos, ya sea con Rusia o China, que impliquen distribuirse áreas de influencias, incluso amenazando -como lo hizo el propio presidente de Estados Unidos- con anexar territorios soberanos. En ese juego de reparto, precisamente Europa es considerada un actor de reparto.  

La argumentación que fundamenta el rearme de Europa incluye como principio que el Viejo Continente sería el último baluarte de la democracia, la libertad y la decencia del comportamiento internacional. 

Este discurso, muy auto laudatorio y poco autocritico, repetido a todas horas por políticos, intelectuales y periodistas en la mayoría de los medios europeos, sería inexacto desde el punto de vista histórico y tiene visos de responder a un sesgo ideológico un tanto extravagante a esta altura. Porque: ¿Acaso Europa no tiene áreas de influencia? ¿No interviene política y militarmente en ellas?)   

Rusia es señalada como el más próximo de estos tres peligros. Pero si nos atenemos tanto al número de tropas, los presupuestos de defensa de los países europeos de la OTAN y Rusia (Gráfico II), como a los análisis recurrentes que hablan de la decrepitud, corrupción e inoperancia de las fuerzas armadas rusas (y de todo su sistema político), parece un poco sobredimensionada esta presentación.1

Gráfico II

Fuente: Sobre la base de SIPRI y Comisión Europea (en miles de millones de U$S-2022)

El crudo planteo de D. Trump a sus aliados europeos -pero no intempestivo como estos alegan- de que deben incrementar sus gastos militares, hacerse cargo de su defensa y terminar rápidamente con la guerra de Ucrania, al impactar en una dirigencia de vuelo corto, refuerza la tendencia militarista de esta.2

Lejos del altruismo, el presidente estadounidense busca con ello redireccionar sus esfuerzos financieros hacia lo que considera el principal desafío para los Estados Unidos, la República Popular China, y descomprimir las tensiones en otros “frentes” (caso Rusia y está al verse si lo intenta con Irán).

Aunque el volumen de negocios de la industria armamentística europea no para de crecer (Ver Gráfico III), lo cierto es que Europa es un gran consumidor de pertrechos de origen estadounidense. 

Gráfico III

Volumen de negocios de la industria de defensa europea

Fuente: Consejo Europeo / Asociación de Industrias Aeroespaciales, de Seguridad y de Defensa de Europa

Los estados europeos tratan de reducir esta dependencia, pero como señala Pieter Wezeman, Investigador Senior del SIPRI, «la relación transatlántica en materia de suministro de armas tiene raíces profundas”. Resultado: EE. UU reduciría sus gastos en Europa, pero se incrementarían los negocios de su industria armamentista gracias a la mayor demanda europea de sus productos (Estados Unidos suministró el 63% de las armas importadas por los países europeos de la OTAN entre 2020 y 2024).

La excitación en el complejo industrial militar-mediático a la que se asiste es comprensible: las acciones de las empresas europeas de defensa vienen registrando ganancias récord (Piccolo, 2025) y  las ganancias son las ganancias, así se paguen con vidas ajenas, bienestar social propio o distorsionando la verdad y libertad de expresión.

Gráfico IV

Evolución del índice Stoxx Aerospace & Defence (últimos 3 años)

Fuente: Börse Frankfurt STOXX Total Market Aerospace & Defense Price EUR

Otra cuestión es ¿por qué el establishment político e intelectual europeo compra la premisa de que a mayores presupuestos militares mayor seguridad, cuando podría lograr esta con los niveles, incluso previos al conflicto de Ucrania?

¿Solo locura como diría Albert Einstein? Una mirada no tan benévola también debería incluir la preeminencia neoliberal, el favoritismo hacia el negocio de unos pocos y la falta de adaptación estratégica ante el nuevo escenario global de una dirigencia mediocre.3

En ese sentido, resulta muy llamativo el reciente caudillaje de K. Stamer y E. Macron. Un día reclaman una resistencia a muerte, otro día se presentan como paladines del alto el fuego y la paz. Uno, es primer ministro del país del Brexit donde el deterioro de los servicios públicos no deja de acrecentarse año a año. El segundo, recientemente vapuleado -electoralmente- en su propia casa. Pero ambos pertenecientes a unos estados que exhiben una contumaz trayectoria intervencionista en el Mar Negro, Ucrania y el Cáucaso.  En suma, huele todo muy raro.4

A pesar de las dificultades, no han faltado iniciativas para desmilitarizar el conflicto y distender el escenario internacional también desde el Sur Global (Luiz Inácio Lula Da Silva, por ejemplo), pues es imprescindible descomprimir el mismo para poder abocarnos a los serios problemas que, la humanidad en su conjunto debe resolver. Dichas iniciativas, rápidamente, fueron bastardeadas desde las áreas centrales.


Fuentes

– Börse Frankfurt: STOXX Total Market Aerospace & Defense Price EUR, 17 de marzo 2025 (https://www.boerse-frankfurt.de/indices/stoxx-total-market-aerospace-defense-price-eur).

-Consejo Europeo: La política de defensa de la UE en cifras, Consejo Europeo. Consejo de la Unión Europea, Bruselas (https://www.consilium.europa.eu/es/policies/defencenumbers/#:~:text=de%20la%20competitividad,%C2%BFCu%C3%A1nto%20gastan%20en%20defensa%20los%20Estados%20miembros%20de%20la%20UE,del%20PIB%20de%20la%20UE)

-FIOTT, Daniel: European armaments standardisation. Parlamento Europeo – October 2018, Bélgica

-PICCOLO, Riccardo: Europa registra aumentos históricos en acciones de la industria armamentística, 4 de marzo de 2025.

-SIPRI: Ucrania, el mayor importador de armas del mundo; el dominio de Estados Unidos en las exportaciones globales de armamento crece mientras las exportaciones rusas continúan cayendo, Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Nota de Prensa, 10 de marzo 2025, Estocolmo.


  1. El personal de los ejércitos europeos (sin contar Ucrania) es mayor que el del ejército ruso, sin olvidar la enorme diferencia de las poblaciones entre uno y otro a favor de la europea. En cuanto a los distintos tipos de armamentos (aviones, barcos, submarinos, vehículos blindados, artillería entre otros, las supremacías se reparten). ↩︎
  2. Se minimiza o directamente se pasa por alto que D. Trump, en su primer mandato, fue directo en que estos deberían incrementar sus gastos o correr el riesgo de no ser defendidos por los EE.UU. ante una posible agresión. Ya fuera del gobierno, pero desatado el conflicto en Ucrania, en repetidas oportunidades expreso su idea de que el mismo debería ser detenido de manera inmediata. También expreso sus opiniones críticas sobre V. Zelenski. Durante la última campaña electoral en los EE.UU., mayoritariamente, el establishment europeo expreso sus simpatías por J.Biden/Kamala Harris. Nadie tiene garantizado el acierto de sus análisis, pero ya avanzada la campaña, las dirigencias europeas tendrían que haber previsto la posibilidad de salir victorioso D. Trump, recordar sus afirmaciones y elaborar planes de contingencia. No sucedió así. Y en el lapso entre que se confirmó su victoria y su asunción, tampoco prepararon alternativa alguna. La virulenta reacción posterior de los europeos ante los primeros pasos de la ya nueva administración Trump, puede que responda en gran medida a la propia ineptitud demostrada. ↩︎
  3. En cuanto a la capacidad del esquema defensivo europeo, existen cuestiones previas al volumen de los recursos financieros. No sólo falta una unidad estratégica o de mando -coexistiendo tantos estados mayores como socios- o una alta diversidad en sistemas de armas (La Comisión Europea calculaba unas 178 frente a 30 de los EE. UU.) que tornan onerosas y extremadamente complicadas las labores de logística y/o que influyen en la capacidad general del esquema. Un informe de la Comisión (el llamado «Estudio Sussex»), calculaba que la normalización del armamento podría suponer un ahorro de costes de hasta el 50 %, y recogía opiniones de que dicha falta en la OTAN provocaba una reducción en su capacidad de entre el 30 y el 50% (FIOTT, pág. 19/20).  Más allá de la exactitud de las cifras expuestas -dada la complejidad para valorar estas variables- las mismas nos dan una idea de lo relevante del tema. ↩︎
  4. Ahora Inglaterra y Francia impulsan la propuesta de que sean tropas de países europeos los que se interpongan entre las de Ucrania y Rusia para garantizar que esta última no vuelva a agredir a Ucrania. De común, estas tropas -como los cascos azules de la ONU- no suelen ser de las mismas naciones que han participado del conflicto de una u otra manera, como es especialmente los casos de Inglaterra y Francia. Las iniciativas provenientes de las áreas centrales, hasta las más estrambóticas, son rápidamente normalizadas. ↩︎

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