El alto nivel de ausentismo en las últimas elecciones en la CABA indica indiferencia, posiblemente, y también un desajuste profundo entre los tiempos de la política y de las expectativas estimuladas por el mundo digital. A los jóvenes, a los nuevos electores que entronizaron a Milei, el troleo permanente no los satisface. Además el ausentismo fue una suerte de voto de censura a la ultraderecha en el gobierno, porque para casi la mitad de los votantes no hay ganadores o perdedores en la puja entre el PRO y La Libertad Avanza.
Fue contra natura que la Libertad Avanza con Javier Milei a la cabeza ganara en segunda vuelta las elecciones nacionales realizadas el domingo 19 de noviembre de 2023, aunque el peronismo al final de aquellos comicios preservara el manejo de la Provincia de Buenos Aires, y también las de Formosa, La Rioja, La Pampa y Santiago del Estero. Pero importa mirar con detenimiento lo sucedido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza perdió estrepitosamente en la primera vuelta realizada el 22 de octubre de 2023 para suceder a Horacio Rodríguez Larreta (el candidato de La Libertad Avanza, Ramiro Marra, logró apenas el 13,78%), ocasión en que ganó Jorge Macri, ex intendente de Vicente López por el PRO, con casi el 50% de los votos, seguido por Leandro Santoro con 32,27%. De acuerdo con la Constitución de la CABA correspondía realizar una segunda vuelta, dado que Macri (Jorge) no superaba la mitad de los votos. Pero Santoro renunció a ella para concentrar esfuerzos, manifestó, en la campaña por el balotaje presidencial entre el candidato de su espacio, Sergio Tomás Massa, y Javier Milei.
Queda para los especialistas el análisis de las posibles analogías entre aquellas elecciones y las del domingo 18 de mayo en la CABA, con independencia del distinto peso específico de cada una. Pero así como los resultados habilitan una interesante visión de cara al futuro, y aun manteniendo en la superficie las diferencias de fondo entre una legislativa de medio término en un solo distrito y los comicios donde se ponen en juego, además, el ejecutivo, lo cierto es que en un escenario caracterizado por la sobreabundancia de tránsfugas no solo a nivel de candidaturas sino también de votantes (como deriva lógica de la crisis de representatividad en curso) los votos (y la falta de ellos) hablaron el domingo 18 de mayo en la CABA, y dijeron varias cosas que no toda la dirigencia partidocrática estaba preparada para oír y asimilar.
Que hayan competido partidos perennes en su desenvolvimiento fronterizo con la extinción, como la Unión del Centro Democrático, la vieja UCD fundada por el capitán ingeniero Álvaro Alsogaray en 1982 (luego de fundar el Partido Cívico Independiente en 1956 y Nueva Fuerza en 1972), y actualmente presidida por Andrés Gabriel Passamonti, constituiría un paso de comedia, o una mera curiosidad. Pero el sello sirvió para que Ramiro Marra, ex La Libertad Avanza peleado (y expulsado del espacio de manera irreversible) con los hermanos Milei, encabezara su lista, y ratificara su vocación por invertir buena guita en la política aunque se tradujera en magros resultados, tan magros que no pudo renovar su banca porque quedó afuera del reparto.
Otra curiosidad fue la lista del Movimiento de Integración y Desarrollo, el partido fundado en 1964 por el ex Presidente de la Nación Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, presidido ahora por Juan Pablo Carrique. El MID es un partido con creciente pequeñez, aunque cuente a nivel nacional con tres diputados (Oscar Zago por CABA, María Cecilia Ibáñez por Córdoba y Eduardo Falcone por la Provincia de Buenos Aires) que accedieron al Congreso en las elecciones de 2023 a través de La Libertad Avanza, al tiempo que en la legislatura porteña lograba un escaño Edgardo Néstor Alifraco. Así las cosas, el domingo 18 de mayo de 2025 el MID presentó una lista encabezada por Ricardo Caruso Lombardi, un ex jugador de fútbol que funcionó bastante bien como volante central y lateral derecho, luego asumió la dirección técnica de varios clubes con diversa fortuna, y probó suerte con algunas intervenciones en los medios periodísticos hasta recalar, finalmente, en la política. Allí le fue mal: estuvo en el pelotón de los ocho candidatos que encabezaron las listas que hasta perdieron contra el voto en blanco.
En efecto, los votos en blanco alcanzaron el 1,9% de los emitidos, y quedaron por debajo de ese porcentaje, además del MID con Caruso Lombardi a la cabeza, la lista de Unión Porteña Libertaria encabezada por Yamil Santoro, la de Seamos Libres encabezada por Juan Manuel Abal Medina, la de La Izquierda en la Ciudad (Nuevo MAS) encabezada por Federico Winokur, la de Confluencia por la Igualdad y la Soberanía, encabezada por María Eva Koutsovitis, la de El Movimiento-Nueva Generación, encabezada por Mila Zurbriggen, la del Movimiento Plural, con Marcelo Daniel Peretta en primer lugar, y la del Frente Patriota Federal encabezada por César Biondini, un neonazi confeso que obtuvo solamente el 0,16% de los votos, muy por debajo del 1,9% de los votos en blanco.
Es cierto que la participación en los comicios viene bajando: en Chaco alcanzó un nivel similar al de la CABA, aunque recientemente en Salta, Jujuy y San Luis fuera algo mayor. La lista más votada el domingo pasado fue la de La Libertad Avanza, con una fracción por encima del 30%, pero en el marco de un nivel de concurrencia apenas por encima del 53 %. O sea que tres de cada diez votantes la eligieron, y se alzó con once bancas a costa del PRO, que llevó una lista encabezada por una candidata poco afortunada, y que para colmo quedó entre el fuego cruzado por una interna salvaje entre el Presidente Milei y el ex presidente Macri.
Así que el PRO resultaría el perdedor de la jornada, en el sentido de no ganador, pero en verdad se alzó con el equivalente a la mitad de los votos de LLA, y por lo tanto casi la mitad de los legisladores que ésta ganara, o sea, cinco bancas. Y si a ese desempeño se agrega el de la lista encabezada por Horacio Rodríguez Larreta, que con poco más del 8% de los votos totales obtuvo tres bancas, quedarían claras tres cosas: la primera, que en política no hay adversarios pequeños porque siempre, como dice la conocida sentencia atribuida a José Zorrilla, “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. La segunda, y como consecuencia de lo anterior, que el triunfalismo severamente exacerbado de los libertarios, festejando en el Hotel Libertador una victoria que, con toda seguridad, no tardarán en publicitar como la más importante de la historia de la humanidad entera, es un tanto exagerado. Y la tercera, que siempre resulta conveniente sumar, restar y medir bien, porque LLA, a guisa de ejemplo, obtuvo once bancas y tendrá en la nueva legislatura trece, pero el kirchnerismo-peronista que “perdió” las elecciones obtuvo diez bancas, sumando tan solo dos a las que tenía (LLA sumó 5) pero en la nueva legislatura contará con 20 representantes, siete más que la LLA.
Otras curiosidades imposibles de velar con anuncios extravagantes, postergaciones y realizaciones contra viento y marea, como el anunciado blanqueo en medio de la campaña (ese gran perdón, indecente e inmoral que estaría por lanzar el Toto Caputo para beneficiar a evasores y mafias diversas), llegan desde el perfil de varios de los nuevos legisladores libertarios. Solana Pelayo fue promocionada precisamente por el Toto, y también por el entorno de Karina, mientras que Nicolás Pakgojz, actualmente funcionario en CABA que arrancó en tiempos de Horacio Rodríguez Larreta, ahora llega al legislativo. Por otro lograron la reelección Lucía Montenegro, una karinista al palo, apasionada por las artes marciales que hace poco organizó un acto en el Palacio con 300 profesores en la materia, Leonardo Saifert, que proviene del Partido Libertario y ocupa una banca desde 2021, donde arrancó con el pie izquierdo porque se conocieron sus publicaciones en las redes contra las personas con discapacidad, los judíos y quienes viven en barrios de emergencia, y Rebeca Fleitas, compañera de Milei desde el principio de su carrera política, y difusora del accionar de Montoneros en los 70 y de sus consecuencias.
La lista Es Ahora Buenos Aires, encabezada por Leandro Santoro, llevó varios candidatos también notables. Por ejemplo, ocupó el segundo puesto Claudia Negri, vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA y con un cargo jerárquico en el hospital Ramos Mejía, Mariana González, una dirigente que responde a Juan Grabois y trabaja en programas de asistencia de gente en situación de calle y con consumo de droga, Noemí Geminiani, la número dos en el gremio de los encargados de edificios de Víctor Santa María, y “Pitu” Salvatierra, ex presidiario por robar bancos que cambió de vida hasta convertirse en dirigente “villero” en el sur de la ciudad.
El resultado de las elecciones, analizado desde el punto de vista de las comunas, muestra el desplazamiento del PRO a manos de la Libertad Avanza, que logró ganar en 9 de ellas, al tiempo que Es Ahora Buenos Aires ganaba en las 6 comunas del sur y centro de la ciudad. Pero lo que importa destacar es que no fue una elección nacionalizada, por más que se diga lo contrario, ni polarizada en el sentido tradicional, porque hubo algo así como una intensa interna entre LLA y el PRO resuelta en los comicios, o al menos una disputa cupular por los mismos votantes, y una segunda polarización con “el kirchnerismo”, por decirlo así. En ese marco, los votos obtenidos por la lista de Leandro Santoro significaron una muy buena elección porque incrementó el número de escaños en la Legislatura y obtuvo seis comunas, todo ello acorde con un caudal de votos que no difiere en lo esencial de lo logrado en 2023.
Las celebraciones de LLA, entonces, parecieron un tanto forzadas. Milei quiso demostrar que no asistir a la ceremonia de iniciación del nuevo pontificado de León XIV en Roma había sido correcto, habida cuenta del peso decisivo de su presencia en el país. Además de catapultar el triunfo de Adorni, quiso presentarlo como si fuera propio, como si lo consagrara (a él) en su calidad de gran líder y conductor de una fuerza política imparable, que fue por la CABA y la ganó, que fue por Mauricio Macri y lo jubiló, y que ahora va por cada uno de los referentes del PRO bonaerense y los intendentes que pueda reclutar para llevarse puesta a la Provincia de Buenos Aires.
Exhibieron un triunfalismo exagerado, una euforia que pareció por momentos construida con Inteligencia Artificial, al estilo del spot donde Mauricio Macri “bajaba” la candidatura de Lospennato. Un triunfalismo lanzado al ruedo de la confrontación política para confundir a sus opositores, para inducir el derrotismo desmovilizador, luego de haber dado una batalla electoral con buenos resultados y mejores perspectivas futuras.