La operación del multimillonario y dueño de X contra Lula. La investigación sobre cómo fue la maniobra. Los contactos con Jair Bolsonaro y la extrema derecha brasileña.
La guerra fascista abierta contra el Supremo Tribunal Federal y la democracia brasileña puede que no haya sido combinada en todos sus detalles, pero tiene un alto nivel de coordinación.
En apenas unas semanas, la situación nacional dio varios saltos mortales.
La perspectiva de condena y encarcelamiento de Jair Bolsonaro y del núcleo central de líderes fascistas –civiles y militares– nunca ha sido más tangible que con el avance de la investigación sobre el intento de golpe de Estado y la ruptura institucional.
Pese a ello, el bolsonarismo logró salir de la situación de defensiva política. La primera y rápida reacción para abandonar la esquina del ruedo político fue la manifestación del 25 de febrero en la Avenida Paulista, convocada “en defensa de nuestro Estado democrático de derecho”, como anunció Bolsonaro.
“Más que un discurso, una fotografía para mostrar a Brasil y al mundo nuestra unidad, nuestras preocupaciones y lo que queremos: Dios, patria, familia y libertad”, dijo.
El acto del 25 de febrero organizó el centro estratégico de lucha de la extrema derecha internamente y en conjunto con la internacional fascista. La bandera de la amnistía y la denuncia de la “dictadura judicial en Brasil” al mundo son los motores de esta estrategia.
La victimización del multicriminal Bolsonaro como “perseguido por el sistema” alimenta la usina de narrativas mentirosas de los extremistas.
Además de conseguir mantener permanentemente movilizada y comprometida a la manada fascista, esta narrativa desacredita y deslegitima el proceso penal que debería culminar con su detención por el intento de golpe de Estado y también por diversos delitos, como el robo de joyas y bienes de la Unión, la falsificación de cartillas de vacunación, gestión de la pandemia y muchas otras.
En las últimas semanas, parlamentarios y políticos de Bolsonaro han peregrinado a Estados Unidos, la ONU, la OEA y participado en reuniones de la ultraderecha internacional para difundir esta versión delirante en todo el mundo.
La llegada a escena de Elon Musk con el ataque al Tribunal Supremo forma parte de este guión orquestado.
El instituto Democracia en Jaque analizó las repercusiones de la ofensiva de Musk sobre el poder judicial brasileño y constató que “hubo una articulación internacional coordinada, con la presencia en Brasil” del periodista ultraderechista Michael Shellenberger, “que difundió correos electrónicos internos intercambiados por empleados de Twitter con preguntas a las determinaciones y solicitudes de la Corte Suprema de Brasil”.
Shellenberger articuló sus denuncias contra perfiles de la derecha radical, “entre ellos el del general norteamericano Mike Flynn y los políticos André Ventura, [del partido Chega] de Portugal, y Santiago Abascal, [del partido Vox] de España, quien rápidamente entró en la agenda, respaldando los argumentos de Shellenberger y Musk”, afirma el informe.
El estudio “identificó también una articulación coordinada de perfiles brasileños vinculados a la derecha, especialmente parlamentarios, que salieron en defensa de Elon Musk, con acusaciones de que Alexandre de Moraes y el TSE habían excedido los límites durante el proceso electoral de 2022. Los live realizados el fin de semana corroboran el hallazgo. En uno de los live, transmitido por el canal de Eduardo Bolsonaro, Jair Bolsonaro aprovechó el espacio para convocar a sus seguidores a nuevos eventos que tendrán lugar el 21/04, en Río de Janeiro”.
El instituto Democracia en Jaque reconstruyó la cronología de la trama extremista y demostró el ballet sincronizado de los actores involucrados [informe aquí], que comenzó con la insólita provocación de Elon Musk [6/4] en el último posteo realizado por el ministro Alexandre de Moraes en la tribuna Twitter el 11 de enero, hace casi tres meses.
Al clamor por la reanudación de la votación del proyecto de ley (PL) 2630/2020, que establece la ley brasileña sobre libertad, responsabilidad y transparencia en Internet, el presidente de la Cámara, Arthur Lira, respondió tirando a la basura el proyecto y todos los años de discusión en la sociedad y trámites en el Congreso.
En lugar de votar al PL en el pleno, Lira creó un grupo de trabajo para obstaculizar la discusión y mantener libre el territorio de vale todo y de la barbarie extremista en las plataformas digitales.
La no votación del PL 2630 es funcional para la estrategia de quienes quieren mantener un entorno libre y sin obstáculos para la continuación de la delincuencia fascista en Internet. Por otro lado, la falta de regulación perjudica al gobierno, a las instituciones republicanas y a la ya debilitada democracia, que son objetivos centrales de esta guerra sucia.
Arthur Lira sabe todo esto. Y por eso actúa como lo hace, alineado estratégicamente con Bolsonaro, Elon Musk y la extrema derecha brasileña e internacional en la guerra fascista contra la democracia.
Muy. Bueno el ANÁLISIS , de fondo excelente profundización , del sistema de MENSAJES. X