¿Rojipardismo a la alemana?

Quién es Sahra Wagenknecht y qué propone su nuevo partido político, que se anima a combinar la tradición de la izquierda socialista con elementos del conservadurismo e incluso del nacionalismo, expresiones que aún hoy generan desconfianza en un país como Alemania. Sahra ofrece una nueva alianza que retoma parte de la identidad trabajadora de mediados del siglo XX. Su propuesta en las elecciones de este mes retoma la centralidad del Estado-Nación democrático, su rol como organizador de la economía y de la sociedad alemanas.

A comienzos de septiembre, la política alemana dio que hablar después de realizadas las elecciones de los Estados federales de Sajonia y de Turingia, ambos en el este del país. Los resultados para la renovación de los gobiernos locales de estos Länder dieron como claro ganador a Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). El partido ultra y de extrema derecha escaló el primer puesto en Turingia con el 32,8% de los votos, y se posicionó segundo en Sajonia con el 30,6%, a poco más de un punto de diferencia de la Unidad Cristiano-Democrática (CDU) que actualmente gobierna en coalición este Estado. Cabe destacar que obtener una base del 30% en cada territorio indica que no son sólo electores ideologizados quienes votaron por AfD, y es la primera vez desde finalizada la Segunda Guerra Mundial que en elecciones regionales en Alemania gana un partido con discursos negacionistas y reivindicaciones al régimen nazi. 

La otra ganadora fue Sahra Wagenknecht, principal referente de la nueva izquierda conservadora alemana y líder de la recientemente lanzada Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), registrada como Asociación por la Razón y la Justicia. Este partido se posicionó como tercera fuerza en ambos Estados federales, con el 15,8% de los votos en Turingia, y el 11,8% en Sajonia. El BSW se impone como nueva fuerza en los Parlamentos de estos dos Estados federales del este, y como un jugador a tener en cuenta para futuras alianzas de gobierno.

¿Quién es Sahra Wagenknecht?

La política alemana nació en Jena, Turingia, en 1969, pero se crió en Berlín del Este. En el año 1988, se unió al Partido Socialista Unificado de Alemania (SED por sus siglas en alemán, comunista), por entonces gobierno de la República Democrática Alemana. Luego del proceso de reunificación del país finalizó un máster en filosofía con una tesis presentada en 1997 acerca de la interpretación de Hegel por parte de Karl Marx. Fue electa como eurodiputada en 2004 por el Partido del Socialismo Democrático (ex SED), y consiguió una banca en el Bundestag en 2009 por del Die Linke, el partido formado en 2007 por la fusión de la izquierda y la extrema izquierda alemanas. 

Sahra comienza una carrera política en ascenso, convirtiéndose en la vicepresidenta de su partido en 2010 y líder de la oposición al gobierno en el Bundestag, desde el 2015 al 2017. Los medios de comunicación alemanes se hacen eco, también, de sus ideas. Sin embargo, esta política formada en la ex Alemania Oriental, territorio que nunca resultó partícipe de los beneficios económicos, sociales y políticos que prometía la deseada unificación del país, comienza a generar disidencias dentro de Die Linke. En octubre del 2023 deja definitivamente este espacio político, llevándose consigo a 9 diputados y dejando al partido de izquierda sin derecho a formar un grupo parlamentario propio. En enero de este año lanza oficialmente la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un partido con una agenda de izquierda en lo social y lo económico y con valores conservadores en lo político. El discurso ha permeado en amplias capas de la sociedad alemana, en un contexto inflacionario y de austeridad económica, donde los mensajes antiélite y antiprogresistas se consolidan.

¿Izquierda nacionalista, conservadora o rojiparda ?

Para comprender las ideas de esta política alemana es necesario entender con quién discute. En 2022 Sahra lanza su libro “Contra la izquierda neoliberal”, un manifiesto donde describe críticamente a los actuales partidos de izquierda en Occidente, que han desistido de la representación de la clase trabajadora y de sus luchas por la obtención de un salario mínimo, una vida digna y la justicia social. Según ella esta izquierda “de moda” ha creado un relato a tal fin, cuyos destinatarios no pertenecen ya a las clases bajas, a los marginados que se encuentran en las periferias de las grandes ciudades y en las zonas rurales sino a las minorías, ya sea sexuales, religiosas, étnicas y políticas. Estas fuerzas priorizan la conquista de derechos individuales, como la identidad de género y la libre circulación del ciudadano europeo, olvidando las problemáticas de las mayorías, cada vez más empobrecidas en una Europa occidental asfixiada por el aumento del costo de vida – sobre todo desde 2022 con la invasión de Rusia en Ucrania-, con un sistema laboral cada vez más acotado, tecnologizado y flexibilizado, con enormes dificultades para el acceso a la vivienda, entre otros

El relato neoliberal de esta izquierda, que se pretende desideologizado, y que se amolda a la corrección política que impera hace años, no pretende ofender a sus sujetos políticos: los integrantes de la comunidad LGTBIQ+, los inmigrantes y refugiados, los activistas en contra del cambio climático. Ya no hay una clase trabajadora a la cual organizar, ni defender, sino una suma de emprendedores lanzados a la suerte de los mercados internacionales y completamente desarraigados de su sociedad y su país.

Frente a esta izquierda neoliberal, Sahra ofrece una nueva alianza que retoma parte de la identidad trabajadora de mediados del siglo XX. En este sentido, la propuesta del BSW en las elecciones de este mes retoma la centralidad del Estado-Nación democrático, su rol como organizador de la economía y de la sociedad alemanas. El Estado de Bienestar interviene allí donde el mercado genera desajustes, imponiendo tope de precios a productos de consumo—entre las mayores preocupaciones de la sociedad alemana está la inflación—, la fijación de un salario mínimo, la sostenibilidad del sistema de pensiones y jubilaciones, el gravamen impositivo a los más ricos y la distribución de la riqueza.

Un punto clave en la agenda económica de este partido se refiere a los incentivos a las pequeñas y medianas empresas de locación regional. De organización familiar y cooperativista, constituyen la base industrial de los Länder orientales y se especializan en los sectores de ingeniería, producción de automóviles y partes electrónicas. En los últimos años, sin embargo, han caído hasta un 25% en su producción y se han comenzado a anunciar despidos masivos. Si bien son múltiples los factores que pueden explicar este fenómeno, Sahra pone el foco en dos políticas que la coalición gobernante alemana viene impulsando hace años. En primer lugar, la posición de la Unión Europea, y por lo tanto de Alemania frente al conflicto entre Rusia y Ucrania, y las consecuentes sanciones económicas a Moscú. El aumento de los costos energéticos pone en peligro al complejo industrial regional, sobre todo en el este de país, altamente dependientes del gas natural y del petróleo rusos. En segundo lugar, las políticas de “emisión cero” promovidas en el marco de la transición verde impulsadas desde Bruselas. Actualmente, el gasto público en la “mitigación del cambio climático” podría destinarse a áreas como defensa o salud. Por otro lado, el incentivo al aumento de precios del dióxido de carbono, como los combustibles fósiles, perjudica a los sectores de menores ingresos (que no pueden comprar un vehículo eléctrico, o artefactos de calefacción con energía “alternativa”.)

La alianza promueve la completa desmilitarización de la política exterior alemana e impulsa el acercamiento con el Kremlin. Se opone al envío de armas alemanas a Ucrania, en una clara posición antialtlantista, contraria a las políticas de presión por parte de la OTAN. La paz y la seguridad europeas necesitan contemplar, a largo plazo, la presencia de una potencia nuclear como Rusia. En relación a esto exigen un alto al fuego en el conflicto que mantiene con Ucrania (amén de las históricas relaciones políticas, culturales y económicas que aún Alemania del este mantiene con Rusia). También incentivan las relaciones comerciales y económicas con el mercado chino, e impulsan una posición “neutral” de Alemania frente al conflicto entre el gigante asiático y los Estados Unidos.

Por último, el BWS promueve una inmigración ordenada y planificada que permita la inserción de extranjeros en el país, pero sin alterar la vida de las familias locales. En este sentido, y considerando la actual situación demográfica de Alemania, Sahra admite que la inmigración es necesaria, pero advierte una actual situación de “desequilibrio” entre un exceso de demanda frente a una escasez de recursos. Por ejemplo, se calcula que hay actualmente en Alemania un déficit habitacional de 700.000 unidades, pero desde 2014 a la fecha el país ha sido el asilo de millones de refugiados a causas de conflictos bélicos (Siria, Irak, Afganistán y recientemente, Ucrania). El problema se traslada al sistema de educación, colapsado por el ingreso de hijos de extranjeros –la mayoría de los cuales no hablan alemán -, y las decenas de miles de vacantes en los puestos docentes. La escasez de recursos fomenta la xenofobia, sobre todo en los sectores de bajos recursos, y por eso el BWS propone una inmigración controlada y políticas de promoción del desarrollo de los países de origen (como mejor acceso al capital de inversión).

Sahra y su partido con “ideas de izquierda y valores de derecha”, como dice Diego Fusaro, el filósofo y pensador turinés exponente del rojipardismo en Europa, aparecen para patear el tablero de la política alemana y para fastidiar a las izquierdas neoliberales. Contrarios a lo políticamente correcto y a los discursos globalistas que han impregnado la política en los últimos años, estas fuerzas priorizan el interés nacional y la tradición de su país, expresiones que aún hoy generan rechazo y cierto escozor en sociedades como la alemana. Resta ver cómo le irá al BSW en las elecciones federales del próximo año.

2 comentarios sobre «¿Rojipardismo a la alemana?»

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