Abogado, miembro activo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en la dictadura, desarrollista y vocero de Raúl Alfonsín después de 1989, Federico Polak está ligado al fútbol como hincha de Racing y como presidente de Boca, club en el que fue interventor en tiempos difíciles. Aquí habla del proyecto oficial de crear sociedades anónimas deportivas.
Dice Federico Polak que no es la primera vez que Daniel Scioli, actual secretario de Deportes y Turismo de Javier Milei, aparece relacionado con un proyecto para crear las sociedades anónimas deportivas.
–¿Cuál fue la vez anterior?
–Ya lo quiso hacer con Carlos Saúl Menem. Scioli era diputado y presentó un proyecto acordado con Raúl Granillo Ocampo, que era el ministro de Justicia de Menem. Se basaba en un modelo español. Hasta le copió el nombre, porque allí se llaman, también, SAD. La idea era que los clubes tuvieran dueño. De paso aclaro que suele haber una confusión. Los clubes son hoy asociaciones privadas. El tema es que no tienen dueño.
–¿Cuál fue el objetivo en ese momento?
–Estábamos en la Argentina del uno a uno. En Boca todavía jugaban Diego Maradona y Claudio Caniggia. Ríver tenía a Marcelo Salas. Todas figuras de primera línea internacional. Ubiquémonos bien en la época. Todavía esas figuras no habían desembarcado en la Premier League, que empezó en 1992. Hay un hecho anterior: la masacre de Hillsborough, donde murieron 96 hinchas ingleses.
–Allí empezaron las políticas de la primera ministra Margaret Thatcher contra los hooligans, los hinchas violentos.
–Sí, y hay un hecho que suele recordarse menos: Thatcher dio préstamos a los clubes. Todo esto coincidió con la explosión de la televisación de los partidos como negocio, que arrancó en esa escala junto con la Premier League.
–¿Cómo evolucionó?
–Hoy son 20 equipos. Algunos especialistas creen que buscarán cambiar el estatuto para reducirse a 14, igual que en fútbol americano.
–¿Y el descenso?
–Ahí está una de las claves. Sería sin descenso, lo cual es algo grotesco, porque automáticamente si no hay descenso baja el nivel de competencia. Y estamos hablando de un enorme negocio. Para hablar sólo de Inglaterra, entre los 20 equipos de la Premier la televisión reparte 4700 millones de libras. Son casi seis mil millones de dólares.
–¿Al año?
–Al año. El negocio se complementa por el trueque y la compra-venta de jugadores. Enzo Fernández fue comprado por 120 millones de libras. Son negocios increíblemente poderosos en el país que, además, es el más futbolero del mundo. En Inglaterra no sólo hay negocio sin pasión. Por esa combinación tan potente atrajo a multimillonarios rusos como Roman Abramovich.
–El que compró el Chelsea en 2003 y debió venderlo en 2022 por su relación con Vladimir Putin al comienzo de la guerra de Ucrania.
–El Chelsea es algo pocas veces visto. Y la Premier League llegó a ser la más importante del mundo.
–Lo que describís es la construcción de un gran negocio. ¿Cómo se articula con la creación de sociedades anónimas deportivas?
–No sólo se articula con las SAD. Hace muy poco en la Argentina la Inspección General de Justicia liberalizó los controles sobre las sociedades.
–¿Facilitaría el lavado, por ejemplo? ¿O un paraíso fiscal?
–Digamos que la Argentina podría convertirse en un Uruguay más grande.
–Bien. Vuelvo a las SAD. ¿Los clubes grandes no controlan ya grandes negocios?
–En la Argentina los clubes grandes no necesitan transformarse en SAD. Pero se puede desatar una guerra por manejar los clubes chicos, porque podrían hacer un doble negocio: triangular y lavar. E incluso algo más: enormes negocios inmobiliarios. ¿Qué tienen los clubes chicos asentados en el Gran Buenos Aires? Un estadio y tierras. Eso vale cada vez más. Si se convierten en sociedades anónimas deportivas, puede aparecer alguien que les ofrezca una zanahoria a los socios y compre el club con todo su patrimonio incluido.
–O sea que el objetivo no es, por ejemplo, Boca.
–Boca ya es como la catedral. El pico más alto de los negocios. Los turistas pagan fortunas por comer con La Doce un asado en la víspera de un partido y después ir al partido que juegue Boca. Mauricio Macri metió a los jugadores en un fondo de inversión.
–¿Qué representa Macri en especial?
–Macri representa a los capitales cataríes y maneja mil millones de dólares por año.
–¿Qué sucede en países futboleros y con disponibilidad de capitales como Brasil?
–En Brasil la mayoría no aceptó pasar al régimen de sociedades anónimas. Y los que aceptaron se están por ir a la quiebra. Recordemos que en Racing la Blanquiceleste terminó quebrando.
–¿Y en España?
–Sobre España se miente mucho. Se afirman cosas desde la ignorancia. El Real Madrid o el Barcelona son equipos con fuerte inserción en la comunidad. Vi los micros esperando hinchas en las peñas. Son miles de personas en todos lados.
–¿Alemania?
–El sistema alemán es para discutir. El club es una asociación civil donde los socios tienen que tener el 50 por ciento más uno de voluntad social. Admite la inversión privada sólo para el desarrollo del fútbol profesional. Al mismo tiempo, hay una cláusula según la cual si un inversionista privado invierte durante 20 años puede llegar a poseer lo que tienen los socios. Pero ni siquiera el sistema alemán pega con nuestra realidad. En la Argentina los clubes dan otras prestaciones. Escuelas. Deportes. Piletas. Incluso universidades. Lo que se ve en “Luna de Avellaneda”, la película, no está fuera de la realidad. Avellaneda llegó a tener 600 clubes. Todo eso, que ya sufre por la crisis, por las tarifas, con un régimen de sociedades anónimas directamente desaparece. Desaparecerá lo que la gente usa. Donde disfruta. Donde se reúne, a veces como la única posibilidad de hacerlo. Por eso hay hinchadas que se resisten. La hinchada de Racing no dejó que rematasen la sede de Villa del Parque, donde hay vida social, básquet y pileta. Y ese fenómeno, si avanza el proyecto de las SAD, se va a multiplicar.
–¿Qué pasa con la Asociación del Fútbol Argentino?
–Está en contra, porque los intereses de las SAD también quieren quedarse con la AFA. Y si avanzan, la AFA va a judicializar todo. La AFA no va a cambiar el estatuto. En su momento, para oponerse a esa tendencia y a la vez para generar ingresos, Carlos Heller en Boca creó préstamos contra los ingresos por el PRODE. Esa es una salida realista. No pensemos en Inglaterra, que es un país de economía avanzado. Acá no podemos imitarlos. ¿Vas a pedir cuotas de 200 dólares para un partido? Después está el sueño de la internacionalización. Pero resulta que el fútbol argentino es poco atractivo como artículo de venta en el exterior. Hasta por las diferencias horarias con Europa. Podés vender algún partido de la Libertadores, porque tenés a Movistar, pero no mucho más.
–¿Cómo es la situación en los Estados Unidos, donde las universidades becan sudamericanos y sudamericanas para fomentar el fútbol?
–Con todo ese esfuerzo, en los Estados Unidos el fútbol no entró. Sigue siendo el país del béisbol, del hockey, del básquet y del fútbol americano.
–Y ahora hay un nuevo fenómeno en todo el mundo, o en todo caso un fenómeno que está llegando con enorme fuerza a la Argentina: las apuestas.
–Es que florecen otros negocios porque la taquilla es uno de los ingresos mínimos. Cincuenta mil espectadores por partido es otra cosa, pero ésa no es la normal. El fútbol está dominado por las apuestas. Julio Grondona se oponía al VAR porque el VAR frena el juego y favorece las apuestas. En cinco minutos se gastan fortunas. Es un negocio de chinos y norteamericanos. Ya perjudicaron al básquet, donde llegó la corrupción porque muchos empezaron a jugar para satisfacer a los apostadores. El fútbol es una fuente infinita de negocios. Ya vendrán las holografías, con olor a pasto y sudor garantizado. Son 5500 millones de espectadores. Una gran industria. En ese mercado las SAD combinan la ideología y los negocios. Sueñan con no rendirle cuentas a nadie. Con sociedades anónimas abiertas donde puedan comprarse y venderse acciones. Imaginan que podrán apalancarse en los nuevos clubes y hacer negocios que no tendrán nada que ver con el juego.