¿Y ahora qué?

Actualidad y Debate en la Política Argentina

Presentación. El porqué de una publicación que descartará las frases hechas y buceará hasta encontrar las bases sólidas del proyecto nacional.

De la mitología griega proviene la metáfora del Ave Fénix. Sería aplicable a cada una de las etapas de recuperación, renacimiento y reconstrucción que sucedieron a las reiteradas crisis de la Argentina. Una y otra vez, en circunstancias difíciles, entonces quedó claro que el país, y fundamentalmente el pueblo argentino, están dotados de una envidiable capacidad para superar las peores adversidades.

Sin embargo, en cada etapa de recuperación, a medida que remontábamos vuelo como el Ave Fénix e iniciábamos un promisorio ciclo de ascenso, se activaban las fuerzas que tarde o temprano, como si fuera obra de un maleficio, nos volvían a retrotraer al pasado oscuro que creíamos haber dejado definitivamente atrás.

Es verdad que los países que han logrado sostener en el tiempo las transformaciones aptas para mejorar las condiciones de vida de sus pueblos debieron transitar etapas de avances y etapas de retrocesos. Pero existe en nuestro país la suficiente evidencia para concluir que en los 40 años de democracia los ciclos de recuperación, impulsados por el crecimiento, las mejoras sociales y las conquistas de derechos, no alcanzaron para evitar el retorno de la tendencia prevaleciente, caracterizada por el estancamiento, el retroceso y, de un modo inocultable, el crecimiento de la pobreza y la exclusión social.

Así las cosas, y centrando el análisis en las cuatro décadas de democracia, tras las etapas de recuperación, como sucedió en los años posteriores a la última Gran Crisis de 2001 y especialmente a partir del 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, si bien las fuerzas políticas y sociales que motorizaron dicha recuperación se imponían en forma inocultable sobre los vestigios de aquellas que habían impulsado las políticas que nos condujeron al desastre, sobrevinieron recaídas que significaron la vuelta a las viejas fórmulas del pasado, inspiradas en el dogma liberal o neoliberal. Todas ellas, por añadidura, sealimentaron de las propias dificultades que enfrentaron las fuerzas del campo nacional para lograr encauzar las transformaciones que le otorgaran un basamento sólido y duradero a las conquistas sociales y los derechos adquiridos.

Hoy, nuevamente, el país asiste al inicio de un inédito e imprevisible ciclo político, nacido del voto popular. Bajo el lema de “abrazar las banderas de la libertad” y enfrentar a “la casta” promete restaurar un modelo inspirado en el dogma neoliberal y la ortodoxia que, en los hechos, cada vez que fue aplicado condujo a instaurar como eje dominante de la economía al sector financiero, reeditando la apertura, la desindustrialización, el ajuste, la enajenación de activos públicos, el ingreso de capital especulativo y la fuga de capitales. Y todo ello culminó, si nos remitimos a la experiencia más reciente del gobierno de Macri, en la toma de deuda con el FMI por una cifra que no tiene antecedentes en el mundo.

En lo político, los triunfos y las derrotas tienen, como causas inmediatas, a las fuerzas que con nombre y apellido personifican las disputas de poder en cada coyuntura. Pero limitarse a ese plano del análisis, como es tan común que suceda, conduce al error. Se hace necesario intentar ir mucho más en profundidad para explicar las razones del por qué, desde la perspectiva nacional y popular, se crearon las condiciones conducentes a las derrotas, las que nunca se explican sólo por la fortaleza circunstancial de los oponentes sino, al mismo tiempo, por las propias debilidades, insuficiencias o errores cuya identificación es esencial para capitalizar las experiencias de cara a las luchas presentes y futuras.

Ahondar, en consecuencia, en las condiciones que explican, no sólo en el terreno de la economía sino además en el campo político, social, cultural y comunicacional los motivos que motorizaron los ciclos de despegue y aquellos que, por el contrario, permiten identificar las causas que abonaron el terreno para el regreso del neoliberalismo al gobierno (ahora en la versión extrema del autodenominado liberalismo libertario o anarco-capitalismo), es hoy más imprescindible que nunca para sentar sobre bases sólidas el proyecto nacional que, más temprano que tarde, deberá enfrentar al desafío de la reconstrucción política, económica y social del país, una vez que se disipe el vendaval neoliberal que hoy promete descargarse sobre las espaldas del pueblo argentino.

La reconstrucción exige evitar los reduccionismos y simplificaciones con las que, habitualmente, se intenta explicar los sucesos políticos tal como se produjeron, ya sea desde visiones maniqueas o simplemente desde las posiciones que encuentran sus fundamentos en la reiteración de frases hechas y lugares comunes para explicar realidades complejas e intrincadas.

Claro está que, con cada retroceso, a lo largo de los años, las crisis se fueron cobrando nuevos tributos. Y no solo en términos de aquello que puede medirse en las cifras y estadísticas que sirven de termómetro para constatar, en el plano empírico, la extensión y profundidad de los daños producidos en el campo social o en la propia economía. El precio que pagamos, además, abarca dimensiones mucho más “abstractas” y difíciles de ponderar, y que, por esa razón, escapan a los alcances de los indicadores convencionales.

Si arbitrariamente establecemos como “punto de partida” para el análisis el inicio de la recuperación de la vida institucional democrática en diciembre de 1983 (un “inicio” que es al mismo tiempo un “final” del proceso de la dictadura que sobrevino con el golpe de estado de 1976, con todas sus consecuencias y condicionamientos), es decir, si nos centramos en los 40 años de democracia, la recurrencia de las crisis fueron, progresivamente, abarcando territorios nuevos y comprometiendo de un modo sistémico no solo la relación entre “lo económico” y “lo social”, sino entre ambas dimensiones y “lo institucional”, “lo político”, “lo ideológico” y “lo cultural”. Una realidad sin la cual no hubiera sido posible que emergiera, con la fuerza que lo hizo, la corriente de la anti-política que llevó a la presidencia a una figura como la de Milei. 

Quienes iniciamos esta publicación lo hacemos con el mayor espíritu de apertura, pero desde una posición definida: la de aportar a la reflexión política de quienes, en distintos ámbitos y a través de múltiples vertientes, militamos el proyecto nacional que tiene su fuente de inspiración en las necesidades y los anhelos de progreso del pueblo argentino, a través, la defensa de la democracia, el desarrollo, la inclusión y la indeclinable lucha por la justicia social.

Emprendemos este desafío sin prejuicios ni preconceptos, conscientes que la reconstrucción del proyecto nacional debe integrar multiplicidad de actores sociales y políticos, pero partiendo de la definición, constatada históricamente, de que el desafío que enfrenta el país de romper los moldes que impiden el progreso, no para unos pocos sino para el conjunto mayoritario del pueblo argentino, tiene que sobreponerse a los factores que medran con el estado de cosas que es necesario superar.

¿Y ahora qué? nace como un espacio para promover este debate, convencidos de que en el análisis sereno (aunque no por ello desapasionado) de la actualidad, a partir de la reflexión sobre nuestra experiencia histórica reciente, están las claves que nos permitirán encontrar las respuestas que buscamos.

Conviene aclarar que las notas y materiales que llevan la firma de su autor o autora no necesariamente representan el pensamiento y el punto de vista del Consejo Editorial. Pero todas las opiniones son y serán siempre bienvenidas.

Consejo Editorial

15 comentarios sobre «¿Y ahora qué?»

  1. Comparto el Pensamiento Nacional que Contempla lo Social y Cultural. Le agregaría La Lucha por la Recuperación y Defensa de La Soberanía Nacional
    Abrazo Fraterno

    1. Comparto el Pensamiento Nacional Social y Cultural en honor a nuestros próceres y dignísimos Generales San Martín, Belgrano y los que los sucedieron hasta los Dres. KICHNER N ,Cristina y A. Fernández ¡Viva NUESTRA PATRIA1!!!!sONIA fIGUERAS.-

  2. Palabras que no aparecen en esta presentacion:

    Honestidad
    Corrupcion
    Autocritica

    Olvido o toda una definicion ??

  3. ¿Y ahora qué?

    LOS IDUS DE MARZO
    «Cuídate de los Idus de marzo»
    William Shakespeare (Jvlivs Cæsar)
    En latín, IDUS es una palabra del antiguo calendario romano, con la que se nombraba al día 13 de ocho de los doce meses —enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre—, y también al día 15 de los cuatro meses restantes: marzo, mayo, julio y octubre, que eran días de fiesta y de observancia religiosa para los romanos.
    A los IDUS de marzo —15 de marzo [Idus Martii o Idus Martiae]— en Roma se los consideraba de buenos augurios, ya que marzo —Martius, mes consagrado al dios Marte—, en el calendario romano era el primer mes del año.
    Los días festivos celebrados por los romanos desde el primero de los idus, se consideran desde su origen como festejos del año nuevo, en los que también se conmemoraba la Fiesta de Anna Perenna, una diosa del año (annus), que originalmente concluía con las ceremonias del nuevo año y que era celebrado por el pueblo con comidas en el campo, bebida y mucha diversión y era la fecha en las que se reunía el senado.
    Un adivino había advertido a César del peligro que se cernía sobre él en los Idus de marzo. Esa profecía —o aviso, según sea la historia que cuenta el hecho— que le hicieran, fue desestimada por Julio César.
    El escritor griego Plutarco de Queronea —Lucio Mestrio Plutarco, luego que le fuera reconocida la ciudadanía romana— cuenta en su obra “Vidas Paralelas”, acerca de la advertencia:
    “Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó con tono compasivo: «Sí, pero aún no han acabado».”
    César siguió su camino hacia el senado donde, aprovechando esta reunión, un grupo de presuntos amigos —entre los que estaba el hijo que César había tenido con Servilia, adoptivo Marco Bruto—, que habían organizado una conspiración en su contra, lo asesinaron en el año 44 a. C.
    Desde entonces los idus de marzo se considera un punto de inflexión en la historia de la Antigua Roma, ya que marca la transición de la República romana al período conocido como el Imperio romano.
    Aún no llegan, para el «dictator», los idus de marzo.
    Pero los días van corriendo.

  4. Saludo y agradezco la iniciativa de brindar un espacio que, desde la pluralidad y pensamiento crítico, contribuya a la construcción de ciudadanía.
    Abrazos fraternos.
    Yolanda Urquiza

  5. Comparto el editorial, y es un marco que abarca lo que nos venimos planteando con muchos interesados en comprender y aportar..Si bien vivimos la cotidianeidad diciendonos que todo es dinamico y cambiante, en lo personal esta eleccion me deja en situacion de ver y oir y pensar a quienes no piensan ni recuerdan ni comparan..

  6. …la defensa de la democracia, el desarrollo, la inclusión y la indeclinable lucha por la justicia social.
    me tiene, los leeré toda vez que pueda!

  7. soy médico que trabajó en investigación durante 47/50 años… estamos asistiendo a una gestión política decadente, al tiempo que se destruyen las bases sociales de un país que estaba mal, pero armado, con bases sólidas y ciertas, que podría gustar o no, pero funcionando en un contexto mundial similar y peor que el previo a la segunda guerra mundial… veo prudente el debate, veo prudente la discusión, pero también veo prudente defender lo que existe, de lo contrario, en la brevedad, no quedará nada en pié… y después, no habrá de qué quejarse.

  8. La capacidad de respuesta de nuestro pueblo,es asombroso,y doloroso,veo con preocupación como pendulamos,y se que también somos reaccionarios,y agotadas las alternativas visibles popularmente,el ahora que? Es muy dificil

  9. La publicación, es más que interesante para quienes seguimos los acontecimientos políticos nacionales de cerca. Mucho más para quienes nos ubicamos por sobre los colores partidistas, pero afirmados en las convicciones del necesario Desarrollo en todos los sentidos de nuestra Patria. El momento actual, es la consecuencia de un gobierno que atentó contra el interés nacional y el siguiente que defraudó a su electorado y ante estos sucesos, la decisión en las urnas de una parte de la sociedad segada por el odio y otra mayor, que mira de lejos los aconteceres políticos y en consecuencia, no entiende. Con los odiadores no vale la pena perder el tiempo, pero como se hace para que la otra parte se interese por la política y salga del «son todos iguales». Creo allí el gran desafío.

  10. Un muy necesario aporte para desentrañar las múltiples causas de la derrota del campo nacional y popular y la ineludible y urgente necesidad de organizarnos y dotarnos de una propuesta que reconquiste e ilusione a quienes debiéramos representar.

  11. Excelente propuesta, sea blog, portal o parte de redes. Bien, por la calidad de sus artìculos. Felicitaciones.
    Una opiniòn sobre dos cuestiones que hacen al acto de MK en La Plata : Dos cosas: 1) El veto al aumento para los jubilados, es cierto q es una facultad presidencial, pero dejemos q eso lo digan los d LLA!, nosotros criticamos, no la legalidad del veto sino su canallezco sentido, su crueldad. Alivianar esa crítica desde una mirada formal, es tirar para otro lado. y 2) «Nada sin….» no es buena consigna. No contiene. Es sectaria. No importa el nombre q se coloque. En la Argentina d hoy, y en el peronismo, lo q menos se precisa son sensaciones d imprescindibilidad. ✌

  12. Celebro la iniciativa. Aplaudo la intención de profundizar el análisis de las complejas situaciones que estamos atravesando superando las meras consignas ideológicas y las frases hechas, y por supuesto adhiero rotundamente a que se tome como marco conceptual y base inamovible de los debates, la finalidad del proyecto nacional y popular que nos asegure la defensa de nuestra soberanía política y económica, una justa distribución de la riqueza y una sociedad sin excluídos.

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