Liliana Mazure, expresidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) entre 2008 y 2013, productora audiovisual y gestora cultural, habla sobre el impacto real del desfinanciamiento del organismo y otras medidas que impulsa el gobierno de Javier Milei.
El INCAA ya venía siendo desfinanciado en los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández, pero Liliana Mazure dice que el proyecto de Milei apunta directo a la pulverización.
–¿Cómo impactaría el desfinanciamiento del INCAA en las dinámicas de producción que había mantenido el organismo durante su gestión y cómo afecta a los trabajadores de la industria cinematográfica y audiovisual?
–Estamos ante un hecho catastrófico para la cultura que excede al INCAA. Pienso en las bibliotecas populares que se crearon en la época de Sarmiento. Las políticas públicas siempre han sido determinantes en cómo le va a la producción cultural, al sector de la cultura, son las políticas públicas y los proyectos de cada uno de los gobiernos los que han ido definiendo nuestros rumbos en materia de producción cultural. En este sentido, el INCAA, como el Instituto Nacional de la Música y el Instituto Nacional de Teatro, más allá de que unos fueron creados antes y otros después, y el Fondo Nacional de las Artes; todos crecieron enormemente con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, porque esta legislación detallaba bien de qué parte de la recaudación del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) participaba cada uno de los institutos. Esto sucedió durante el gobierno de Cristina, en el caso particular del audiovisual tuvo dos etapas de oro en la historia argentina, una fue entre el 42 y el 55 y la otra en el 2003 cuando Jorge Coscia logra recuperar la autarquía del INCAA que dependía del Ministerio de Economía, tal cual como quieren hacer ahora, dependía del presupuesto que se le otorgara. La segunda época de oro entre 2004 y 2015, en esos años fue creciendo exponencialmente, con la Ley 12299 del 47 el fomento a la cinematografía fue impresionante, fue ahí que se generaron con subsidios del estado los grandes estudios de cine y se llegaron a producir cerca de 60 películas por año, lo que era muy importante para el momento, cerca de 6000 salas en todo el país. Después en la etapa del gobierno de Cristina, que fue cuando estuve frente al INCAA, llegamos a producir 4000 horas de televisión. Esto equivale a 400 series de 10 capítulos cada una, que no fue exactamente así, pero para tener una noción de lo que se hizo. Esto depende muchísimo de las decisiones políticas, lo que va a suceder ahora, no sabemos si sucederá o lograremos que no suceda, lo que viene es a traer un proyecto político de desfinanciación, de quita de soberanía, nos dejan con las manos atadas desde todo punto de vista, desde el territorio, ya hay venta de territorios, somos parte de esta gran decisión de empobrecernos, de transferir ingresos a las empresas y esto está en el mismo marco.
–Son varias las medidas que impactan en la comunidad cinematográfica. ¿Cuál es el alcance específico de la desfinanciación?
–En cuanto a la desfinanciación tenemos que reconocer algo que es muy importante, el INCAA viene desfinanciándose desde los gobiernos de Macri y Alberto Fernández, el INCAA viene desfinanciándose hace ocho años, terminamos con un presupuesto irrisorio. El Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) nunca transfirió realmente lo que tenía que transferir al INCAA en estos últimos cuatro años, por eso la producción empezó a menguar o hacerse como se puede, porque los productores siguen produciendo, producen como se puede, yo llegué a hacer dos coproducciones, una con Cuba y otra con México en el año 2003 cuando todavía no habíamos recuperado la autarquía que se había llevado Cavallo.
En realidad, esto vuelve a la etapa anterior, al sacarle al INCAA el dinero que viene de ENACOM y dejarlo solo con las entradas de cine, le estás quitando al INCAA el 70% de su financiación, se queda con un 30% con lo cual poco va a ser lo que se produzca. Y después hay otros artículos que son tremendos, desaparece la escuela de cine, no se va a financiar más la ENERC, una escuela que se fundó en el 57 y que terminó funcionando efectivamente a partir del 67 donde se educaron los mejores cineastas de la Argentina, una escuela pública valorada en todo el mundo. Luego uno de los artículos dice que quien dirija el INCAA debe ser alguien que no pertenezca a la producción audiovisual, que no tenga relación ninguna con la producción, ni con la exhibición, ni con la distribución, es como poner a un cineasta al frente del Ministerio de Agricultura, o secretaría, no sé en qué habrá quedado, porque el cine es una industria muy compleja y muy dinámica sobre todo en las etapas de producción y comercialización. Que el INCAA quede solamente destinado a la cinematografía es una forma de destruirlo también, porque el territorio audiovisual como a mí me gusta llamarlo está poblado por cantidad de trabajadores y trabajadoras que están organizados. Por ejemplo, habíamos logrado construir esta comunidad audiovisual con la inclusión de todos los gremios, el Sistema Anticipado de Inscripción y Distribución (SAID) quedaría fuera, porque produce solo televisión y el INCAA parece estar destinado exclusivamente a la producción de cine para exhibir en sala, lo cual todos sabemos que tiene como siguiente paso el fin del instituto.
–¿Cómo afectan estas nuevas medidas las dinámicas de funcionamiento internas del INCAA?
–Yo conocí el INCAA profundamente porque empecé a producir a través de él en los 90, conocí todo tipo de INCAA, cuando los funcionarios no tenían nada que ver con la industria cinematográfica e hicieron un desastre. No nos olvidemos que el funcionario que estuvo durante la Alianza no pagó ningún subsidio y un día Néstor nos citó en Casa de Gobierno y nos pagó. Recuerdo que había hecho unos cheques así grandes, pagó los subsidios que se debían, entre ellos a Pablo Trapero, por Mundo Grúa, a Olivera, por La Patagonia rebelde, entonces eso es la comprensión de un gobierno con la decisión política, el funcionario que estaba al frente al INCAA no tenía ni idea de lo que era la producción cinematográfica. Volvemos a lo mismo, en ese momento no funcionaba el Consejo Asesor, yo lo puse a funcionar con 11 miembros porque es el que decide sobre el presupuesto del organismo y el que asesora al presidente del INCAA. El Consejo Asesor está formado por representantes de las seis regiones del país y por un representante de Directores, uno de Actores, uno de Técnicos, otro de Guionistas y otro de Productores. Ahora van a ser 8 decididos y elegidos por el Director del INCAA, no va a haber control de cuota de pantalla en sala, ningún control, y se anuló un artículo que prohíbe al INCAA subsidiar películas que toquen temáticas de violencia, de sexo explícito y de droga, anulado, insólito. Todo esto tiende a que produzcan las plataformas, esto es lo contradictorio. Hoy las plataformas producen todo, películas, series, cortos, programas de entretenimiento, entonces dividir al INCAA y dejarlo solo con la posibilidad de producir películas beneficia totalmente a las plataformas. Es negar una cantidad de derechos que tenemos los productores audiovisuales y los productores culturales en general por lo cual recibimos ese dinero de ENACOM. Porque ese dinero que viene de ENACOM hoy es el dinero que pagan los canales de televisión, la radio, el 0.5% que pagan los canales de cable, al INCAA le corresponde el 25%, al Instituto de la Música el 10%, al Instituto de Teatro el 2% y, ¿por qué nos corresponde?, porque los productores audiovisuales y productores culturales somos la materia prima de los canales de televisión, de los canales de cable, de la radio, de toda la producción. Acá estamos ante una realidad tremenda frente a la cual tenemos que ponernos a trabajar seriamente, primero para que esto no suceda, después para que dure poco y luego para tener nuestro proyecto de cómo deberíamos ir de ahora en más, porque no lo hemos tenido en los últimos ocho años en ninguna de nuestras instituciones dependientes de la Secretaría de Cultura y son épocas en las que los cambios son tan dinámicos que nosotros los tenemos también o lo imponen otros, como está sucediendo ahora.
–¿Cuáles serían puntos centrales en una agenda propia del campo nacional y popular a no descuidar en el nuevo escenario audiovisual con todas estas complejidades que has planteado?
–Una de las últimas cosas que hicimos en nuestra gestión fue participar de MIPCOM, que es el mercado de venta de contenidos de televisión más importante del mundo, que se hace en Cannes en octubre. Allí fuimos con 3500 horas de televisión, eso fue un hecho brutal, llevamos una delegación con representación de todas las provincias, 300 personas, todos y todas muy jóvenes, grandes productoras también. Se vendió prácticamente todo y comenzó una cadena de comercialización muy importante, en ese momento era el principio de las plataformas, año 2013. Ahora lo que habría que hacer es eso, recrear el circuito de comercialización, no podemos quedarnos fuera. Tenemos un tema que creo que es muy importante que es la regionalización, tenemos que hacerlo de manera regional, estoy en México por tema familiar y estoy viendo cómo podemos rearmar esa alianza, el tema de las plataformas debe ser regional. Francia y la Unión Europea lo han discutido y reglamentado así, nosotros tenemos también que rearmarnos regionalmente. Tenemos que entender que los formatos de producción también han cambiado. Yo ya no haría un INCAA ni ninguna institución que privilegie a algunos personajes, que es lo que han hecho ahora. El INCAA que nosotros construimos era democrático y apuntaba a la construcción colectiva y nosotros tenemos que apuntar a eso, diferenciarnos del formato de producción de las plataformas. Para eso necesitamos una toma de conciencia del sector audiovisual que no la hay. Se está pensando para que esto que está por suceder no suceda, para que cada uno pueda sacar su dinero para hacer su película. Tenemos que cortar con eso que no nos lleva a ninguna parte, tenemos que buscar formatos de producción de otro tipo como se hace internacionalmente donde participan cinco o seis productoras en cada producción, tanto en cine como en televisión. Luego está la comercialización absolutamente concentrada. Debemos hacer un serio análisis de qué es lo que pasa con las plataformas en cada uno de nuestros países, no es lo mismo, en México se produce brutalmente, no es el caso de Argentina. Nosotros tenemos que rescatar ese valor de diversidad cultural y de capacidad de producción que tiene la Argentina.
–¿En este contexto hubo algún tipo de ruptura o distanciamiento con esos productores locales que trabajan para las grandes plataformas o todos apuntan a un proyecto común de posicionamiento del audiovisual nacional?
–No te lo podría responder con exactitud. Tuve hasta último momento una excelente relación con la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica. CAIC completa estuvo en aquel MIPCOM de 2013, hace 11 años. Yo sigo produciendo, no con su formato, sino donde nadie me condiciona, porque las plataformas condicionan. Mi último contacto con CAIC fue en 2021, nos pusimos a trabajar para un acuerdo entre todos los sectores de la producción para seguir adelante con la producción nacional que terminó con aquel anuncio de economía del conocimiento. Yo dije que aquello nos destruía, no fui escuchada y desde entonces no tuve más contacto con ninguna de las cámaras de las productoras que producen para las plataformas. Sí te puedo decir que todas esas productoras recibieron subsidios del INCAA para sus producciones hasta 2015, al igual que las productoras chicas de todo el país.
–En una encuesta que corrimos en las últimas semanas, la gran mayoría afirma estar absolutamente en contra del desfinanciamiento del INCAA y otros organismos culturales. Incluso gente que no objeta las privatizaciones de empresas públicas, rechaza la idea de desfinanciar la cultura. ¿A qué creés que se debe esto?
–A mí me ha pasado algo extraordinario. La gente se me acerca y me agradece lo que hicimos, por ejemplo, con las salas, en aquel momento abrimos 64 salas en todo el país. Hoy la gente nos abraza emocionada por eso, la cantidad de gente con la que me encuentro que me dice, “yo produje durante la gestión de Cristina y ahora no he podido producir más”, es muy emocionante. El INCAA era una institución que nadie sabía que existía, los medios nos han acusado de todo, de manera personal e institucional y sin embargo… Pasa también con el Instituto Nacional de la Música. Es increíble la reacción de la gente en su defensa.