En Argentina no hay repelente porque a las empresas sólo les interesa «maximizar ganancias, con la mínima inversión», sin aumentar la producción, afirma el científico Ernesto Resnik, quien propicia un convenio con Brasil para producir aquí su vacuna.
Un mosquito común tiene el poder de esterilizar al temido aedes aegypti. Debe llevar adentro una bacteria y mantener una cruza con el portador del virus del dengue, revela el reconocido biólogo molecular y biotecnólogo argentino. Resnik le comenta a ¿Y ahora qué? que Brasil, con récord de casos de la enfermedad, está montando una ‘fábrica’ de mosquitos ‘antidengue’. Dice que es un país donde el Estado se tomó en serio la epidemia. En contraste, el investigador en anticuerpos monoclonales que reside y trabaja en Estados Unidos, afirma que «al gobierno argentino le importa tres cornos la salud pública». Elogia a Brasil por combatir al mosquito con esterilizaciones y por fabricar su propia vacuna.
– ¿Cuál es la verdad sobre el dengue?
– Claramente es una epidemia. La situación sanitaria encontró a un nuevo gobierno con una filosofía de Estado que es el ‘no Estado’.
– ¿Estamos desamparados?
– Hay una colisión. Choca la necesidad de salud pública con la filosofía gubernamental. Es una paradoja. Al Gobierno no le interesa.
– ¿Existe la salud individual en una epidemia?
– No. Y el Estado tiene un completo desinterés en la salud pública.
– El dengue era una noticia lejana para Buenos Aires y el centro del país.
– Hasta hace pocos años, por lo menos, así era en la zona central de Argentina. Del sur de Santa Fe hacia abajo. Nunca se le dio bola. Había algo de dengue pero nadie se preocupaba. Empezó a ser preocupante el año pasado y ahora es muy preocupante.
– Pero no es tan grave como el Covid-19
– Es menos dañino. Los peligros son menores. Pero 180.000 casos y 130 muertos no son moco de pavo. Es una epidemia disruptiva para la vida, más allá de los muertos. Hay un montón de gente enferma. Es una enfermedad bastante fea. En una semana o 10 días, la gente no puede laburar, no puede hacer nada.
– Si el gobierno no hace nada, ¿quién si no?
– Por lo menos debe ser atendida por los gobiernos locales.
– Usted tuvo una fuerte discusión con un ministro.
– Públicamente, con Fernán Quirós, de la Ciudad de Buenos Aires. Él dice que no sabe bien de la vacuna todavía. Que debe ser usada en zonas endémicas.Pero lo endémico es anecdótico ¡Qué me importa si es o no endémica! Va a haber dengue para siempre de aquí en más. Pero hoy es un problema. Discuto con esa excusa del gobierno central y algunos gobiernos locales de que la vacuna sólo está recomendada por la Organización Mundial de la Salud para zonas endémicas. Por supuesto que la vacuna es solución a largo plazo ¡Pero hoy es una epidemia! Llamala como quieras pero ¡tenés que hacer algo!
– ¿Faltan campañas para la población?
– Sí, por supuesto.
– ¿Y por qué no la hacen instituciones privadas?
– Alguien tiene que tomar las riendas. Si no dan información ni el gobierno central ni los locales, tienen que darla los colegios profesionales.Algunos han hablado. Pero hay una cuestión medio burocrática. No quieren hacer recomendaciones que no estén bancadas por la OMS, por alguien poderoso.
– ¿Qué pasa con el ministerio de Salud?
– Es el que tiene que decir ‘hagamos esto o lo otro’. Ahí los de más abajo se van a alinear.
– ¿La epidemia termina dentro de poco?
– Por lo menos, seguirá muchos próximos veranos. La situación va a ser progresivamente peor. Es lo más seguro. Pero tenemos herramientas para que no lo sea.
– Entonces ¿qué hay que hacer?
– Lo mínimo de lo mínimo, es una gran campaña de comunicación del Estado y los gobiernos locales. Y después hay que decir: ‘Señores, contactamos a la central del laboratorio de SC Johnson en Estados Unidos y vamos a importar el material para hacer repelentes. La inacción de estos días es desesperante. Una orfandad absoluta. No hay repelentes. ¡Es increíble!
– ¿Qué componente falta?
– Un producto químico, el DEET, que es el principio activo del repelente.
– El repelente es caro y casi nadie lo vende.
– Así funciona el capitalismo argentino.
– Es como no tener barbijos en el Covid-19.
– Con una diferencia: que la pandemia fue un evento mundial. Si bien los Estados debían competir para conseguir cosas, no se conseguían. En cambio no escasea el principio activo del repelente. Por eso digo que es una colisión de filosofías. Al Estado no le interesa. Entonces es la tormenta perfecta.
– ¿Por qué al mercado no le conviene?
– Es el capitalismo argentino. Tenés empresas como SC Johnson que cuando hizo los números, dijo, bueno, vamos a hacer más o menos la misma cantidad de repelente del año pasado.Dijeron ¿para qué gastar plata demás? Siempre están pensando en optimizar las ganancias, con la mínima inversión posible. Típico. Lo vemos en todo producto y rubro argentino. Y ocurrió que la demanda explotó. Hay una razón objetiva por la cual no hay repelente. Millones de personas salieron a buscarlo. El que consiguió se lo fue acaparando o simplemente lo consumió.
– ¿Y ni así les conviene económicamente?
– Si yo soy la empresa podría decir: ‘Señores, la verdad no esperábamos que ocurriera esto. No estuvimos preparados’. Pero dicen: ‘¿Para qué vamos a traer ahora millones de DEET si en mayo esto va a parar. No me va a consumir nadie’. Pero no piensan ni para el año que viene, ni dentro de dos años, ni de cinco años. Viven al día con la ganancia. Si pueden vender dos latitas al triple de precio, lo prefieren a vender el triple de latitas al precio que estaba. Es mucho más fácil.
– ¿El Gobierno también tiene esa lógica?
– Es un poco lo que está ocurriendo con el apoyo que tiene de todos los CEOS y las grandes empresas. A este modelo nacional cruel no le importa si se reduce el consumo, mientras se maximicen las ganancias. Que eventualmente crezca el consumo. Pero año tras año y con crisis o sin crisis. Total, la ganancia siempre está.
– ¿Ninguna empresa pidió insumos a Estados Unidos?
– Podrían haber levantado el teléfono y preguntado: ¿Cuánto cuesta el DEET? ¿Habrá ocurrido eso? No lo sé. Conozco como piensa la industria privada: ‘Invertimos toda esa guita y en dos meses no se usa más ¿Nos conviene? Que se jodan. Vendemos lo que tenemos y chau’. Ahora, como escasea y hay presión, algo van a traer. Pero no lo suficiente.
– ¿Es verdad, como dice el vocero presidencial Manuel Adorni, que la responsabilidad la tuvo el gobierno anterior?
– Para los ideólogos del capitalismo macrista y toda esta andanada de personajes, la culpa es de que se frenaron las importaciones ¡Mentira! Siempre hay permisos especiales para cuestiones de emergencia. Ahora hay emergencia y no hay trabas de importación. Se hizo la tormenta perfecta en el AMBA: millones de habitantes y billones de mosquitos.
– ¿Por qué se niegan a vacunar?
– Desde el punto de vista sanitario hay que vacunar cuanto antes. El cinismo de ellos no sólo incluye mentiras. Por lo menos, hay desinformación ignorante: decir que la vacuna tendrá efecto dentro de tres meses ¡No es cierto!
– ¿Cuándo hace efecto la vacuna?
– Cualquier inmunólogo te va a decir, con cualquier vacuna, que si te ponés la primera dosis, a las dos o tres semanas ya tenés inmunidad. La mejor inmunidad, no. Pero la tenés. En todas las vacunas las recomendaciones son de una segunda dosis de refuerzo.
– Se vio en la pandemia.
– ¿Te acordás la discusión de si había que poner o no segunda dosis? No hay que desesperarse. Hay que dar una primera dosis ya, a todo el mundo. Y después una segunda. Verano tras verano vuelve. Sabemos que la vacuna dura cinco años.
– Si la nube de mosquitos amaina, ¿cuándo vuelve?
– El mosquito no se va a ir. Vuelve en agosto, septiembre, octubre.
– ¿Qué es lo más grave de la actual política de salud?
– Un gobierno ideológicamente anarcocapitalista que dice: ‘Me importa tres cornos la salud pública’. Sálvese quien pueda. Que cada uno haga lo que se le cante. Es deplorable, pero bueno, es una filosofía de vida. Hay personajes ridículos como la diputada oficialista Lilia Lemoine. Dice que la vacuna no sirve ¿De dònde lo saca?
– ¿Y el ministro de Salud, Mario Russo?
– Dice que la vacuna va a servir para parar un brote en ocho años ¿De dónde saca semejante ridiculez? Cualquier inmunólogo, epidemiólogo o infectólogo va a decir: ‘De dónde salió eso? ¿De detrás de la oreja sacó ese número? Es completamente absurdo’. Patean la pelota afuera.
– ¿Qué deberían decir?
– Prefiero que sean honestos y digan que se muera quien se tenga que morir.
– ¿Se puede esterilizar mosquitos como se hizo en Cuyo con la mosca de la fruta que afectaba cultivos?
– Sí, sí. Existe una organización. Una oenegé en combinación con varios gobiernos. Se está haciendo en Brasil. Y no sólo en Brasil.
– ¿Tuvo éxito?
– Sí. Mosquitos que no transmiten dengue llevan una bacteria. Se cruzan con los que llevan el virus y los hace inactivos. Se hizo un plan piloto en Brasil. En la ciudad de Niteroi. Frente a la bahía de Río de Janeiro. Hubo en esta epidemia 10 veces más dengue que en Niteroi.
– ¿Se producen mosquitos esterilizadores?
– En Brasil se está montando una ‘fábrica’ de mosquitos. Junto con la fundación Fiocruz.El problema es que tenés que producir miles de millones de mosquitos que se crucen ¿Cómo hacés los suficientes? Pero se está montando la fábrica. Va a ser una gran prevención del vector del virus.
– ¿Brasil fabrica la vacuna?
– La viene desarrollando activamente. Es mejor que la que hay aquí y allá también, la japonesa, que ya de por sí es excelente. Brasil hace algo. El contraste es con nosotros, con un gobierno que no hace nada. Más allá de que hubiera gustado el gobierno anterior o no, tenías un ministerio de Salud que tomaba las riendas. Era activo. Decía hagamos una campaña y una vacunación, y las hacía. El nuevo ministro es fantasmal. Dice: ‘Vamos a ver dónde aplicar la vacuna’. ¡Pero querido, ya está claro! En la mitad norte de Argentina. Y en la provincia de Buenos Aires, por su gran población.
– Adorni dijo que la política de Russo es ‘exquisita’
– Parece gracioso, pero ya da asco. Es una provocación.
– ¿La vacuna de Brasil es propia?
– Es la del Instituto Butantan. En realidad fue hecha sobre un modelo de una vacuna de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos que la diseñaron. Es de solo una dosis. Ya fue probada en más de 20.000 personas. Todavía no la producen en masa, pero lo van a hacer.
– ¿Usted que haría si fuera ministro de Salud?
– Ya estaría hablando con Brasil para hacer un convenio. Y fabricar aquí su vacuna, como se hizo en la pandemia con AstraZeneca y Sputnik. Cuanto más rápido, mejor.
No sé nada del tema, pero el Sr. Resnik es una personalidad en el tema y su criterio me merece toda la confianza.
La actitud del gobierno frente a la epidemia del Dengue, es la misma que tiene frente a todas las problemáticas de la población, una actitud inhumana, con ausencia del significado de la otredad, falta absoluta de patriotismo, si no queres a tu país, jamás lo vas a defender, cuidar.
Si la gente toma las calles, impone sus derechos, pero creo que lo central es que a esta gente, nuestra gente, nuestros argentinos les falta patriotismo
Si Resnik, vos tenés razón, pero lamentablemente creo que gran parte de los argentinos, no lo sabe, no se entera o no le interesa y otra parte lo propicia