¿Qué relación tienen la Revolución de los Claveles de 1974, Shakespeare, Garcilaso, Cervantes y la marcha universitaria? El ABC del igualitarismo moderno viene dado por la convicción de que la sociedad como un todo mejora si el ingreso es transferido desde los ricos hacia los pobres, al amparo de la creencia de que el Estado es el instrumento más indicado para efectivizar tal redistribución.
En los laterales de la imponente marcha por la educación pública del 23 de abril, riman un par de asuntos históricos que realzan el hecho político trascendente alentado por un elemental instinto de supervivencia, en el que una vez más se demostró que no todo se compra, no todo se vende. Sin que sea muy advertido, desde Stratford-upon-Avon hasta el fragor de Lepanto y los claveles de Lisboa se combinaron inspiraciones para también marchar por las calles porteñas y de otras grandes ciudades argentinas. Para devolverle la libertad a la libertad, que el Gobierno quiere mantener aprisionada como mueca de la reacción derechista más obtusa.
El 23 de abril es el Día Mundial del Libro. Así lo estableció en 1988 la UNESCO, sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Fundamentó la elección conmemorativa de la UNESCO la coincidencia del día en que pasaron a mejor vida en distintos años Miguel de Cervantes, Inca Garcilaso de la Vega y William Shakespeare.
“Libros para ser libres”, sugiere la identitaria y tradicional apelación publicitaria de EUDEBA, la editorial de la Universidad de Buenos Aires. Completamente lógico.
Cuando comenzó la primera revolución industrial, allá por principios del siglo XIX, no más del 8 u 11% de las personas, casi todas del sexo masculino, estaba alfabetizada. Por esa época el 21% de la población mundial estaba asentada en Europa y Rusia, el 65% en Asia, África 11% y el 3% sumaban el continente americano y Oceanía. El gran salto pegado desde 1976 hasta la fecha, cuando la alfabetización avanzó un tercio alcanzando por primera vez en la historia humana el 87% de las personas, es un gran logro del Estado, subsidiariamente suplementado por la educación privada. Observando en el gráfico los porcentajes de la distribución actual por continente de la población mundial, intuitivamente se ve que la diferencia positiva de lo acontecido en materia de alfabetización en las últimas cuatro décadas provino de la periferia, incluida China.
Y en vista de que, hasta nueva orden, la única verdad continúa siendo la realidad, esto es otra verificación más de que sin el concurso del igualitarismo moderno no hay tu tía. El ABC del igualitarismo moderno viene dado por la convicción de que la sociedad como un todo mejora si el ingreso es transferido desde los ricos hacia los pobres, al amparo de la creencia de que el Estado es el instrumento más indicado para efectivizar tal redistribución, desenvolviendo e implementando políticas públicas para efectuar la mentada redistribución. En los albores de la revolución industrial el Estado significaba entre 4 y 6 del Producto Bruto Interno (PIB). Hoy en el mundo gasta alrededor del 12% de su presupuesto del Estado en educación, un 4% del PIB mundial.
Salazar y las fuerzas del cielo
La historia de la llamada “Revolución de los claveles” que se desenvolvió entre el 24 y 25 de abril de 1974, comienza en 1926. Ese año y tras 45 gobiernos que se sucedieron en los 16 años que llevaba la república que remplazó a la monarquía, una dictadura militar buscaba poner orden político en un Portugal que no sabía hacia dónde ir. A tal fin, encaramó como ministro de finanzas al abogado especializado en finanzas, catolicón y muy imbuido de la filosofía del Papa León XIII, António de Oliveira Salazar. Digamos, un militante de las fuerzas del cielo.
Con Salazar, Portugal encontró un lugar hacia donde ir: ningún-lado-la-nada-misma (NLNM). Tras renunciar unos días después de asumir en 1926, con otra autoridad política dentro del orden dictatorial volvió a la cartera de finanzas en 1928. Su política económica fue draconiana. La brutal austeridad empobrecedora que puso en marcha para equilibrar las deshechas cuentas externas no se privó de incurrir en la convertibilidad, en una Europa que abandonaba el patrón oro simulando un sistema híbrido.
El superávit fiscal que consiguió Salazar entre el 28 y el 29 jamás lo abandonaría como norte de su gestión. Eso lo obligó a poner en marcha un aceitado mecanismo represivo. Cuando la gente pide pan y no le dan, suele soliviantarse. En la disciplina de tener a raya a los revoltosos tallaron la temible PIDE (Policía Internacional y de Defensa del Estado), creada en 1930 y en los años sesenta trasmutada en DGS (Dirección General de Seguridad) y el espionaje de la Legión Portuguesa (LP). La PIDE tenía un archivo de 4 millones de ciudadanos fichados, en un país que para 1974, año de la Revolución de los Claveles, tenía alrededor de 10 millones de habitantes. En 1932 asumió como primer ministro. Reformó la constitución en 1933 y dio cauce al llamado Novo Estado, que bien podría traducirse en la práctica como Portugal-es-mío.
Salazar usó y abusó de la alianza férrea que los lusitanos tejieron con los ingleses desde el tratado de Tordesillas, de fines del siglo XV, en que portugueses y españoles acordaron no meterse en los respectivos territorios conquistados. Así pasó de largo de la Guerra Civil española y como neutral en la Segunda Guerra. Los norteamericanos durante la Guerra Fría contemplaban al furibundo anti-comunismo de este chupacirios nacionalista de opereta, enemigo de la industrialización y al mando del país por lejos más atrasado de Europa. Y todo manteniendo su vieja alianza con los ingleses. Su entrada a la OTAN y algunos beneficios del Plan Marshall, tuvieron ese origen.
En agosto de 1968, con 79 años de edad y con 36 años ininterrumpidos de primer ministro al frente de Portugal, de vacaciones en las bellísimas playas de Estoril, Salazar se golpeó la cabeza en la terraza del Fuerte de Santo António, donde se alojaba. Tiempo después le dio un derrame que lo dejó fuera de combate y en septiembre Marcelo Caetano lo reemplazó. Salazar murió en julio de 1970. Nunca nadie se animó a decirle que había dejado de ser primer ministro y le hacían el rendez-vous como si lo fuera.
La revolución de los claveles
Caetano, un adulto mayor que no la veía ni la sentía, siguió con todas las taras del numen de las fuerzas del cielo. Pero se le dificultaba controlar el gasto porque la mitad del presupuesto se le iba en sostener la represión en las colonias africanas, que Portugal no quería largar y a la postre era uno de los pocos negocios que la elite podía asaltar del presupuesto público. La crisis del petróleo golpeó a la inútil dirigencia portuguesa y la inflación montó fulero (20% anual), un despropósito para un país que disfrutaba de la paz de los cementerios, completamente estancado y atrasado, del que emigraban anualmente no menos de 100.000 portugueses.
A una gran proporción de oficiales de las fuerzas armadas, con módicas ideas de izquierda, ir a matar y morir a África los disgustaba hondamente. Se fueron organizando desde 1973 y dieron el golpe en abril de 1974. Este coup d’ etat recibió la curiosa denominación de “Revolución de los claveles” porque una columna de tanques de militares que no eran prosélitos de los golpistas, estaba esperando órdenes para reprimir a la multitud que había salido a las calles para sacarse de encima a ese régimen. Una señora traía de vuelta un gran paquete de claveles que había llevado para decorar el banquete de una empresa que festejaba un aniversario y que se suspendió por razones obvias. Al pasar por el costado de la fila de blindados, un tanquista le pidió fuego. La mujer le dijo que no fumaba y le regaló un paquete de claveles. El soldado puso uno en el cañón del tanque. Sus compañeros pidieron más claveles y los introdujeron en los cañones de sus tanques y fusiles. El beau geste dejó claramente de manifiesto que no estaban dispuestos a reprimir a su pueblo. Y así esa pesadilla gris, sofocante y represiva pasó a la historia.
Con consecuencias, por cierto. Una importante. La austeridad y el Estado es mío de Salazar, redundó en el completo abandono de la educación pública. Cuando las balas fueron reemplazadas por los claveles en los cañones, el 50% de los portugueses eran analfabetos, cuando el 66% de la población mundial no lo era y el 90% de la europea tampoco. Tras la promulgación de la ley 1420 de enseñanza pública el 8 de julio de 1884 que estableció la educación primaria común, gratuita y obligatoria, la Argentina registraba esa cantidad de analfabetos en 1895. Para 1974 el 7,4% de la población argentina era analfabeta. Portugal en las últimas tres décadas a fuerza de inversión pública en educación alfabetizó a más del 95% de sus habitantes.
Salazar, un solterón totalmente honesto que durante 40 años asesinó y torturó a 23.000 opositores, se concebía a sí mismo heredero del imperio por la gracia de Dios que le había encomendado una misión evangelizadora. La imponente marcha del 23 de abril nos recordó la mala experiencia de Portugal; de qué se trata la austeridad y el país sin destino. Adónde llevan las fuerzas del cielo si no se gasta lo necesario en la tierra.
El finado escritor italiano Antonio Tabucchi relata los hechos novelados que tienen como protagonista en la sofocada Lisboa de 1938 al periodista Pereira. Sostiene Pereira: “En lo que se refiere a política no me gustan las personas fanáticas, me parece que el mundo está lleno de fanáticos”. Sostiene Pereira que “está usted en conflicto consigo mismo en esa batalla que se está desarrollando en su alma, tendría que abandonar a su superego, tendría que dejar que se fuera a su destino como si fuera un desecho”. Sostiene Pereira que “la filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad”.