Milei declara abiertamente su intención de desmantelar el Estado (incluso reniega de su propia existencia) como eje vertebrador de la Nación. Se debilitan nuestro mercado interno y nuestro sistema productivo. Mientras, en el mundo se asiste a una guerra comercial que no solo incluye la intervención de los Estados, con medidas proteccionistas y reguladoras. A la vez los conflictos y las tensiones que marcan la geopolítica actual se traducen en un crecimiento sostenido de los gastos militares.
En el contexto mundial en el que vivimos, el dogma del libre mercado, y especialmente la versión extrema del llamado liberalismo libertario, se presentan como una entelequia, a contrapelo de la realidad que marca el carácter de las relaciones internacionales. Detenerse en repasar la información sobre lo que está sucediendo con los gastos militares, con todas sus implicancias, aporta elementos para identificar las tendencias que se van imponiendo a nivel mundial.
Desde la década de los ´90 del siglo pasado, se registra una curva ascendente de los gastos militares, tal como puede observarse en el siguiente gráfico:
Gráfico I
Gasto militar mundial
(valor ajustado a la inflación y en U$S constantes de 2019)
Fuente: Kaj Talluns, en base a Stockholm International Peace Research Institute y ACDA World Military Expenditures and Arms Transfer.1
La participación de los países en esta tendencia alcista es bastante generalizada más allá de las adscripciones ideológicas2 y no se avizora, a corto plazo, una desaceleración. A la espera de que Donald Trump de alguna señal concreta sobre lo que hará al respecto, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, espolea a sus integrantes con el propósito de aumentar aún más dichos gastos. Bajo el argumento de que debemos asumir como propia una “mentalidad de guerra”, Rutte insta a los países de la OTAN a superar el actual esfuerzo y objetivo del 2% del PIB en defensa, y recuerda que, durante la Guerra Fría, Europa destinaba más del 3% de sus PBI (Tidey, A.; Soler, P.).
Por supuesto, estas masas ingentes de recursos financieros no quedan en su totalidad aparcados en los depósitos de armas. La “maquinaria de la guerra”, como lo podemos observar diariamente, además de destruir blancos militares o infraestructuras del contendiente, se lleva por delante, en mayor proporción, la destrucción de escuelas, hospitales, viviendas, centros productivos y poblaciones civiles. Éstas se ven forzadas a huir, cuando pueden, para no ser parte de los masacrados. En 2022, el número de desplazados forzosos en el mundo alcanzó los 108 millones, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial y más de dos veces y media el nivel de 2010 (Ver Gráfico II- Y éste aún sin relevar Gaza, ni el Líbano ni los últimos acontecimientos en Siria).
Gráfico II
Las muertes causadas por la guerra y los desplazamientos forzosos están empeorando
Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano 2023/24 PNUD, pág. 13/Programa de Datos sobre Conflictos de la Universidad de Uppsala 2023; ACNUR 2023.
Si bien existen diferencias en cuanto a su número de conflictos abiertos, de acuerdo con las metodologías empleadas a nivel internacional, se coincidiría que estaríamos en el nivel máximo desde 1945, identificándose unos 52/56 que involucran a 92 países más allá de sus fronteras (Institute for Economics and Peace; SIPRI; PNUD).
Otra porción de estos recursos, para nada despreciable, se inyecta en hacer campañas promocionales entre los integrantes de las fuerzas políticas y medios de comunicación. Así, los recursos destinados con fines militares, ahora también se presentan como una necesidad “social” dadas sus ventajas económicas (“un arma económica”, le dicen) que contribuye a “la generación de empleos”, surgiendo un nuevo “keynesianismo militar”, tal como ya se señalara desde ¿Y ahora qué? en el artículo sobre el Informe Draghi.
Las objeciones a esta deriva de la dirigencia OTAN y sus nexos extra-regionales, sea por inquietudes sociales o llamados a intentar otra estrategia, son catalogadas como de “pacifismo bobo”, cuando no manipulaciones desde las usinas “enemigas”. Las reflexiones realizadas hacen más de sesenta años sobre el peligro del complejo industrial-militar por el Presidente Eisenhower, no precisamente un izquierdista ni ignorante en temas de defensa, no tendrían cabida en el debate actual de las áreas centrales.
Además de la destrucción, visto desde el sur, el desarrollo de esta tendencia sirve para cuestionar la multilateralidad, la transversalidad y la distensión que representan las condiciones necesarias para que nuestros países puedan desarrollar con cierto grado de autonomía sus proyectos nacionales. Al lenguaje belicista, debemos sumarle el tufo de superioridad centralista. Los conflictos son observados no como resultado nefasto de las políticas de tensión, sino como una oportunidad para “redibujar mapas”. ¿Nadie en estas dirigencias repara que es el mismo lenguaje que empleaban en el siglo XIX las potencias colonialistas?
No se trata de cuestionar las legítimas demandas de defensa. Pero la real seguridad no pasa por esta nueva carrera armamentística, sino por lograr unas relaciones internacionales que contribuyan a la distención, la no injerencia, la convivencia pacífica y la colaboración para elevar la calidad de vida global y resolver desafíos no menores que atentan contra este objetivo.
Por último, si bien con la guerra de Ucrania ha regresado a la palestra el tema de las armas nucleares, la cuestión autodestructiva por esencia pasa mayormente desapercibida cuando no tratada con escalofriante frivolidad. Si la foto es impactante (Tabla I), la futura saga de portadores “hipersónicos” torna aún más imprevisible y peligroso el panorama. Nuevamente pareciera que las dirigencias actuales son refractarias a las enseñanzas de un pasado no muy lejano. En la década de los setenta y los ochenta del siglo XX las potencias nucleares trataron -y con relativo acierto- de rebajar su número, su poder y de limitar los emplazamientos mutuamente irritantes.
De allí que la asunción del presidente Trump sea considerada como un acontecimiento crítico en el sentido de la respuesta al interrogante que aún permanece sin respuesta. ¿Marchamos hacia una mayor escalada de los conflictos o se iniciará un nuevo período de distensión?
Tabla I
Fuente: Sipri Yearbook 2024. Armaments, Disarmament and International Security
- Resumen, pag. 13.3
Bibliografía
- PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2023/24, Salir del estancamiento. Reimaginar la cooperación en un mundo polarizado, 2024. PNUD, New York.
- SIPRI: Sipri Yearbook 2024. Armaments, Disarmament and International Security (Resumen), Instituto Internacional de Investigación para la Paz, 2024, Estocolmo.
- Talluns, Kaj: Gastos Militares de los Estados Unidos https://es.wikipedia.org/wiki/Gasto_militar_de_los_Estados_Unidos
- Tidey, Alice; Soler, Paula Soler. Rutte pide a los ciudadanos europeos «sacrificios» para aumentar el gasto en Defensa, 12/12/2024 EURONEWS. https://es.euronews.com/my-europe/2024/12/12/rutte-pide-a-los-ciudadanos-europeos-sacrificios-para-aumentar-el-gasto-en-defensa
Notas
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com
- Las estimaciones soviéticas y las primeras chinas son inciertas debido a las dificultades para estimar sus valores. Por ello, el SIPRI decidió en 1986 dejar de publicar estimaciones para la Unión Soviética y China. Dado que no existe una única fuente para todo el periodo de tiempo, se han combinado los datos del SIPRI y de ACDA. Los datos de ACDA se utilizaron para la Unión Soviética entre 1986 y 1990 y para China entre 1976 y 1989. Para que los datos de ACDA coincidan con la metodología del SIPRI, los valores se han ajustado mediante un factor compuesto por la diferencia media entre las estimaciones del SIPRI y de ACDA durante los años más cercanos en los que ambas estimaciones están disponibles. En otras palabras, en lugar de una interpolación lineal sobre los datos del SIPRI que faltaban, se utilizaron las tasas de cambio del ACDA para Soviética 1986-90 y China 1976-89. ↩︎
- Los quince países, de mayor a menor, en destinar fondos para gastos militares son: EE. UU; RPChina; Rusia; India; Arabia Saudí; Reino Unido; Alemania; Ucrania; Francia; Japón; Corea del Sur e Israel. Todos estos países han incrementado sus gastos militares en 2023, si bien destacan Rusia, Ucrania e Israel. Pero aun incrementando su gasto militar Rusia, por ejemplo, en un 24% en un solo año, apenas llega a significar aproximadamente un octavo del superlativo presupuesto militar de los EE. UU. , quien, a su vez, triplica el presupuesto militar de China (Sipri, 2024). ↩︎
- – = cero o valor insignificante. Notas: Todas las estimaciones son aproximadas. Los países están ordenados por la fecha del primer ensayo nuclear del que se tiene constancia, pero no existen pruebas concluyentes de fuentes abiertas de que Israel los haya realizado. A. “Arsenal militar”: se refiere a todas las ojivas desplegadas, así como a las ojivas que se encuentran en el almacén central y que podrían desplegarse tras cierta preparación. B. “Ojivas desplegadas”: son las colocadas en misiles o situadas en bases con fuerzas operativas. Las cifras desplegadas de Rusia y EE. UU. no corresponden necesariamente a las de sus declaraciones más recientes en virtud del Tratado para la reducción de armas estratégicas ofensivas (Nuevo START) de 2010 debido a las reglas de recuento del tratado. Rusia y EE. UU. ya no publican cifras globales de las fuerzas nucleares estratégicas limitadas por el tratado. C. “Inventario total”: incluye las ojivas almacenadas más las ojivas retiradas a la espera de ser desmanteladas. ↩︎