Al reprimir la protesta de la clase pasiva, el Gobierno expandió la noticia de su derrota en el Congreso. Con la Policía Federal gaseando jubilados y empujándolos con sus escudos, subsanó una notoria falla de la oposición, que logró la doble sanción de un nuevo régimen de jubilaciones en ambas cámaras del Congreso pero no planificó su difusión entre los posibles beneficiarios. Misiones y los Puerta, un problema para Milei.
Su Excelencia el Presidente Javier Milei está sufriendo el disgusto de que el Congreso en sus dos cámaras le sancione una ley que no quiere, la de reforma jubilatoria, pero todavía capitaliza un daño autoinflingido por quienes aprobaron la doble sanción: curiosamente, no se ocuparon de difundirla a nivel popular. Es una falencia subsanable, claro, pero atrasa más que la ilusión de los antiguos socialistas sobre la Diosa Razón. La creencia era que el pueblo estaba siendo sometido a la ignorancia. Que a cada uno el Estado opresor le había puesto un velo para evitar que mirara la realidad tal cual era. Para que permaneciera en el engaño y la irrealidad. Entonces la función redentora del socialismo, como buen heredero del positivismo del siglo XIX y su idea de progreso indefinido, era llegar con las luces del conocimiento e iluminar las mentes con la razón. Así, casi mágicamente, el velo se caería, todos se darían cuenta de la realidad existente y luego decidirían cambiar las condiciones de explotación.
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Sobre todo Unión por la Patria, pero no solamente Unión por la Patria, suele quejarse de la supuesta invencibilidad de las redes de Su Excelencia y sus malditos trolls. “Tienen mucha guita”, susurran algunos, como si la campaña de Sergio Massa, por citar la última, hubiera sido la más modesta del mundo. Como si no hubiera tenido la facilidad, además, del manejo del Estado, que siempre es útil inclusive sin birlarle recursos al fisco ni quebrantar ninguna ley. Y la oposición más dura, en este caso acompañada en especial de radicales y pichettistas, está un paso atrás de los viejos socialistas porque no sólo no se plantea utilizar las redes en serio. Ni siquiera se propuso actuar aliándose a la Diosa Razón. En otras palabras: logró nada menos que una doble sanción de una ley que mejora los haberes jubilatorios de millones de personas y arrinconó al Poder Ejecutivo, obligado a vetar o dejar pasar algo que no desea, pero no se ocupó de difundir su triunfo ni siquiera de manera elemental. La política no se agota en la comunicación, y menos todavía en la publicidad. Ningún publicitario genial salva a un político desabrido y sin propuestas, más aún cuando se aleja de las necesidades o las aspiraciones sociales. Sin embargo, no pensar en la comunicación es una postura política por defecto. Salvo que se piense que se trató de una decisión (algo así como “ganemos pero que no se note”), cosa poco probable, el resultado concreto es que no parece haber una percepción popular sobre el triunfo de una iniciativa que abarca a millones y busca favorecer sus condiciones de vida. Hicieron más por difundir la importancia del cambio de régimen los jubilados que fueron a Congreso el 28 de agosto. Hizo más por popularizar el tema la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que otra vez convirtió a la Policía Federal en una fuerza de choque capaz de empujar sin piedad a jubiladas y jubilados y tirarles gas pimienta. Tanto el Gobierno de Su Excelencia como la oposición olvidan el ejemplo de Norma Plá en los años ’90. Es la dirigente de los jubilados que además de encabezar la marcha de los miércoles hasta hizo llorar a Domingo Cavallo, entonces ministro de Economía, e incluso lo consoló con dulzura mientras le decía que no llorase, que todo se arreglaría si cambiaba la miseria a la que estaba sometida la clase pasiva. Las imágenes impactaron en aquel momento y todavía siguen paseándose por la web. Senadores y diputados votaron con éxito un proyecto que mejoraría los ingresos actuales de los jubilados pero no coordinaron la más elemental de las iniciativas de difusión. ¿Un videíto? ¿Una pieza de TikTok transmitida hasta el cansancio? No hay mucho misterio y están a tiempo, por supuesto. Se verá si tienen ese reflejo. Especialmente ahora que no sólo Su Excelencia ya no goza de indemnidad política (aunque su imagen siga siendo buena) y que el asesor estrella Santiago Caputo quedó demasiado expuesto como para seguir siendo un monje negro con la misma eficacia operativa de antes. El senador formoseño Francisco Paoltroni, que acaba de inaugurar un monobloque, se encargó de nombrarlo como un diablo y relacionarlo con Ariel Lijo en cuanto programa de tele y streaming pudo ir. Y el otro candidato a la Corte Suprema, Manuel José García-Mansilla, dijo la verdad en el Senado: que no conoce a Su Excelencia y que el cargo se lo ofreció Santiago Caputo, quien no tiene cargo en el organigrama del Estado.
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El ejemplo de Paoltroni, ahora aliado a la vice Victoria Villarruel aunque llegó al Senado de la mano de Su Excelencia, no es aislado. Representa muy bien cómo se armaron las candidaturas legislativas de La Libertad Avanza, en parte como una ambulancia que recoge heridos de otros partidos y en parte, dicen las malas lenguas en el Congreso, loteando postulaciones.
Lo más cercano a una estructura fue el neomenemismo, pero también esa franja empieza a crujir y preocupa a Su Excelencia. El aparato oficial y paraestatal de trolls, que había machacado con el Presidente golpeador peronista, en cambio trató de ocultar la filiación política del diputado misionero Germán Kiczka, acusado de abuso sexual infantil inclusive con producción y distribución de material. Como en la cobertura del Juicio a las Juntas de 1985, cuando algunos diarios incluían las crónicas en la sección Policiales, como si no informasen sobre quienes habían gobernado el país en la peor de las dictaduras, la obsesión de las tropas de Su Excelencia es que las noticias sobre Kiczka se queden en el amarillismo y no migren hacia la política.
No es un objetivo fácil de lograr. Ya es pública la cercanía entre el acusado y otro diputado, Pedro Puerta. Los dos forman parte de Activar, que es el nucleamiento creado en Misiones para apoyar en 2023 a los libertarios de Su Excelencia. Pedro Puerta, poderoso señor de Apóstoles, es el hijo de Ramón Puerta, gran señor de Apóstoles, empresario yerbatero y dueño de una larga carrera política: fue gobernador hasta 1999, presidente provisional del Senado, Presidente de la Nación por dos días cuando Fernando de la Rúa se subió al helicóptero que lo recogió en la Rosada sin aterrizar, embajador de Mauricio Macri en España y desde el año pasado sostén de Milei.
Con dinero, historia y estructura, el objetivo de Pedro Puerta era, o es, vaya uno a saber, arrebatarle la gobernación en 2027 al Frente Renovador de la Concordia que gobierna Misiones desde que Puerta salió por la ídem y entró Carlos Rovira, la figura política más importante de la provincia.
Puerta Pedro no las tiene todas a favor. Otros dirigentes políticos, como el exlegislador provincial Roque Gervasoni, apuntan a una relación del detenido con los Puerta también fuera de la política, y hasta deslizan que era común que alguno se llegara hasta la casa de los empleados. “Casi como en la época del capanga, como decimos nosotros, en la Argentina colonial”, dijo Gervasoni.
Sin dar cifras, añadió Gervasoni que “estas cuestiones de la pedofilia tienen que ver con grandes redes donde hay gente con mucho poder económico”. Según él, “la ganancia que tienen con la venta de pornografía infantil es casi tan importante como vender droga”.
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Y hablando de ganancias, al cierre de esta edición de Y ahora qué trascendió la última declaración jurada del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger. De los 1.770 millones declarados, equivalentes a 1.827.031 dólares, 1.392 millones de pesos están fuera del país. Al comentar la noticia dijo un analista financiero que pidió reserva de su nombre: “Es lógico que no confíe en el país. Él sabe qué tipo de gente maneja la economía”.