Desde Porto Alegre, Brasil.
Si en los próximos 30 meses de su mandato –de julio/2024 a diciembre/2026– Lula reserva una hora de su tiempo de trabajo en la agenda diaria presidencial para entrevistas y diálogos directos a través de radio, TV y plataformas digitales, esto representaría algo cercano a 660 horas de transmisión.
En la entrevista de 50 minutos que concedió a la periodista Cássia Godoy y al periodista Milton Jung en el Jornal da CBN, el presidente Lula demostró que él, personalmente, es el gran activo de la política de comunicación del gobierno.
Lula tiene una inteligencia notable y está a años luz de los más consumados magos de la propaganda y del arte de la comunicación.
El gobierno puede incluso desarrollar las más ingeniosas campañas publicitarias institucionales, pero la eficacia de la comunicación gubernamental con la población no será completa sin una metodología de comunicación política que tenga al propio Lula como ancla comunicadora.
La comunicación directa y diaria de Lula con la población a través de sus propias fotografías y de entrevistas con diversos medios de radio, televisión e Internet, al estilo de la dada a la CBN, es un poderoso instrumento para programar los elementos centrales de la situación en el debate público nacional.
Este discurso directo y diario de Lula también le da al gobierno la capacidad de disputar el encuadre de las noticias desde la perspectiva sociopolítica-cultural del gobierno, sin el sesgo interesado y manipulado de las oligarquías dominantes y sus medios hegemónicos.
Si en los próximos 30 meses de su mandato –de julio/2024 a diciembre/2026– Lula reserva una hora de su tiempo de trabajo en la agenda diaria presidencial para entrevistas y diálogos directos a través de radio, TV y plataformas digitales, esto representaría algo cercano a 660 horas de transmisión.
De esta manera, el Presidente de la República ganaría una enorme cantidad de tiempo para comunicar directamente a la sociedad los logros de su gobierno a través de todos los medios de comunicación del país, y en una proporción equivalente a 825 ediciones diarias de 45 minutos del Jornal Nacional, sin contar las innumerables repercusiones y réplicas que tendrían sus discursos.
Lula es el principal activo de comunicación del gobierno.
Y Lula es el instrumento más poderoso y eficiente del gobierno, la izquierda y el progresismo para enfrentar al periodismo de guerra de los medios hegemónicos, que vocaliza las aspiraciones de las oligarquías dominantes que sabotean al gobierno porque ya preparan la opción anti-Lula para 2026 con el objetivo de preservar el patrón obsceno de saqueo y expoliación de la renta nacional establecido desde el derrocamiento de la Presidenta Dilma en 2016 con el fraude del impeachment.