Más preguntas (muchas) y algunas reflexiones

Los mercados y los financistas festejan. Los que apostaron ganaron, los pesimistas lloran, ¿y qué hay de la economía real? ¿También? Pagamos los vencimientos con dólares de reservas y tomamos 1000 millones al 9 por ciento anual, ¿para qué? ¿Por qué tomamos deuda? ¿Es una demostración de poder? Hacerse preguntas es un buen ejercicio. 

Casi todos los economistas liberales, Domingo Cavallo entre otros, dicen que el peso está apreciado un 20 por ciento. Según ellos, el dólar oficial tendría que estar aproximadamente a 1300 pesos.  Un salto cambiario resultaría en otro ajuste feroz por precios, sobre todo teniendo en cuenta la actual apertura de la economía. ¿Es posible que entren dólares genuinos para financiar los pagos externos? ¿O la alternativa política es fortalecer este cuadro de estabilidad con inflación a menos del 2 por ciento mensual y ganar las elecciones ante una sociedad sumamente perdida en lo político y en lo ideológico?

El 31 de marzo se cumple un año para entrar a las moratorias previsionales. A partir de esa fecha los trabajadores que no cuenten con las condiciones establecidas por el sistema, fundamentalmente 30 años de aportes, quedarán sujetos a recibir el 80 por ciento de la mínima. Se estima que sólo 1 de cada 10 trabajadores estará en condiciones de recibir la jubilación. Difícilmente la gestión modifique esta situación sumamente delicada. ¿Qué pasa con los legisladores? ¿Reaccionarán para enfrentar este cuadro caótico?

El último informe de JP Morgan pone acento en que la estrategia económica no dependerá de un tipo de cambio real competitivo para garantizar un superávit en la cuenta corriente e incrementar las reservas internacionales. También dice que no importa una mayor apreciación del peso, siempre y cuando se hagan las reformas estructurales macro y microeconómicas, como las laborales, previsionales y fiscales.  

Este informe tiene muchas, demasiadas interpretaciones. Lo que dice, según apreciación personal, es que se requiere de un esfuerzo fiscal mayor, una modificación en las normas laborales y cumplir con las metas del FMI. ¿Está preparada la sociedad argentina para soportar esta generación de duras políticas que sin lugar a dudas acentuarán aún más la distribución desigual de los ingresos?

Lo cierto es que el aparato productivo argentino está absolutamente dañado por falta de inversión industrial y políticas de producción que incrementen el valor agregado de la mano de obra calificada.  Durante los últimos 50 años muy poco se aprovechó del poder de un Estado nacional que posee todas las herramientas para modificar esta sombría y poca sustentable situación. Algunos hablan de política industrial para aumentar el número de trabajadores registrados y la eficiencia de la mano de obra. Comparado con Europa, ya atrasada tecnológicamente, estamos muy mal, y respecto a China y Estados Unidos nos distancia un abismo. ¿Se deberá volver a la vieja política de sustitución de importaciones?  ¿O se debería avanzar en nuevos paradigmas acordes con los avances tecnológicos vigentes en las economías desarrolladas?  ¿Cuáles?

¿Se discute esto en el Congreso nacional, en los espacios políticos? ¿O es toda, como pareciera ser, una parodia de discursos sin contenidos o discusiones revanchistas poco valiosas para reconstruir la Nación?

Algunos hablan de períodos populistas y otros, conservadores. Son términos que no están permitidos si se analiza la realidad política, económica y social. Auguran también que volverá el peronismo. ¿Cuál peronismo? ¿El de Perón? ¿Sigue vigente todavía? ¿O el de los Kirchner?

Un empresario de los medios dijo que no creía en el periodismo militante: llevó a América 24 a Luis Novaresio, Eduardo Feinmann y otros. ¿Falsea o piensa que lo que dice es verdad? Será su verdad, ¿no?

La dirigencia política del medio, es decir no kirchneristas y no mileístas, como Rodriguez Larreta, Sergio Masa, Monzó, Pichetto, Schiaretti, etcétera, ¿militan para construir una alternativa diferente para la Nación, especulan, discursean, o están de vacaciones?

La vieja Europa está en crisis. En España sube Vox y baja el PP, y el 70 por ciento está disconforme con la gestión de Pedro Sánchez. Francia, por su lado, representada por una alianza política cuya debilidad se cobró 4 primeros ministros en el 2024.  Alemania en crisis política con elecciones en febrero mientras avanza la extrema derecha con el apoyo -hasta burlesco- del tecnócrata favorito de Trump, Elon Musk. Austria y Hungría dominadas por la extrema derecha, e Italia con Meloni como primera ministra tratando de definir la política migratoria. Azotes, junto con la guerra Rusia-Ucrania, que intentan identificar o pretenden exculpar sus malas políticas económicas cuyo destino es la mayor crisis social en el mediano plazo para el 70 por ciento de los europeos. 

El enamoramiento de la derecha sin las políticas al estilo de Donald Trump: bien proteccionistas. Sin innovaciones tecnológicas que puedan alcanzar el orden económico de una China que avanza en todo el mundo. ¿Hacia dónde va el mundo capitalista, tanto el atrasado como el desarrollado?  

¿Cómo recuperamos en nuestro país dos generaciones de pobreza estructural? Con políticas de ajuste seguro que no. Con políticas extractivistas tampoco. Con la vieja política industrial difícil saberlo, ¿cuál sería?. Demasiado para la turbulencia que transitamos. ¿Quién hará la revolución?

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